Llevaba tiempo queriendo visitar la localidad toledana de Oropesa, y esto unido a las ganas que tenía de volver a subir hacia el centro de la península por la espectacular N-502, hicieron que se convirtiera en el primer destino de los que habíamos pensado.
A las 7:00 de la mañana salíamos de Lantejuela con destino Córdoba, con una temperatura ideal para ir en moto, donde tomaríamos la N-432 hasta Espiel, para seguir por la N-502 que sube hasta Ávila. Cómo ya he dicho antes, esta carretera engancha para los amantes de los trazados sinuosos, ya que combina tramos de curvas rápidas y largas con otros tramos de curvas más técnicas y cerradas en las que no puedes perder la concentración, siendo los tramos rectos escasos y cortos. Decidimos hacer la primera parada en Santa Eufemia, para desayunar a los pies de su castillo en estado ruinoso pero que aún así impresiona sobre la cima de la montaña que cubre la localidad. A pocos kilómetros atravesamos la frontera con Castilla la Mancha, llegando hasta Almadén, donde aún se podía contemplar en sus alrededores su innegable pasado minero. A la salida de la localidad aprovechamos para repostar y afrontar el siguiente tramo, donde nos encontramos la zona con mayor número de curvas y posiblemente el tramo más lento, ya que la mayoría de las curvas venían indicadas para tomarlas a 50, 40 y 30 kms por hora. Desde aquí, desde un punto de vista paisajístico no hay nada destacable hasta que llegas a los puentes que te sirven para atravesar el embalse de García Sola, contemplando la enorme extensión que ocupan sus aguas, llegando en pocos kilómetros a la presa del embalse de Cijara, donde el azul del agua se mezcla con el verde de los bosques que lo rodean. En un pequeño pueblo de los llanos toledanos (Sevilleja de la Jara) nos paramos a tomar un refresco y a preguntar por el mejor itinerario para llegar a la carretera CM4100, que une la localidad de Guadalupe con nuestro destino: Oropesa. Allí nos recomendaron que en el siguiente pueblo (Gargantilla) tomáramos una estrecha carretera, pero buena de asfalto, hasta Campillo de la Jara, y atravesando el pueblo seguiríamos hacia Aldeanueva de San Bartolomé, que es atravesada por la carretera CM4100. Volviendo a carreteras anchas de curvas largas y rápidas pudimos mantener de nuevo un ritmo alegre hasta que llegamos al monumental puente que atraviesa el río Tajo y que da nombre a la localidad: El Puente del Arzobispo. Tras algunas fotos, proseguimos nuestro camino hasta Oropesa, entrando en la localidad sobre las 13:00 horas. Tras atravesar la localidad y y preguntar en la plaza principal, llamada plaza de Navarro, por la Hostería, nos encaminamos hacia ella para hospedarnos y descargar la moto. No había pérdida ninguna ya que se encuentra junto a los dos monumentos más emblemáticos de la villa: el Parador y el castillo.
Decidimos explorar andando el terreno para hacer ganas de comer y de paso conseguir que la sangre volviera a correr por nuestros maltrechos glúteos. Tras una inspección rápida de la zona monumental nos encaminamos de nuevo hacia la Plaza de Navarro, corazón del pueblo y lugar de encuentro ya que está plagada de locales donde saciar el hambre y la sed. Nosotros nos decantamos por la Tapería de Vineta, donde con vinos de la tierra y siguiendo las sugerencias del camarero nos pusimos "doblaos". Las 15:30 no eran horas para visitar la localidad ya que el calor era sofocante. El camarero nos aconsejó que nos acercáramos a la localidad de Madrigal de la Vera para darnos un baño en alguna de sus gargantas naturales, pero fieles a las tradiciones andaluces y con la barriga llena decidimos volver a la Hostería para dormir un poco. Sobre las 17:00 nos acercamos al Parador para tomar un café antes de salir en dirección Madrigal, pero al salir del Parador nos comentaron que el castillo se podía visitar hasta las 19:00 horas, así que a pesar del calor nos adentramos entre sus muros. No nos defraudó: bien conservado, entrar en las diferentes estancias era una sorpresa porque no sabías que ibas a encontrar, y subir hasta lo más alto de sus torres te recompensaba con las vistas de la localidad y de la región, contemplando a lo lejos la Sierra de Gredos. Tras la visita tomamos rumbo hacia el Valle de la Vera para darnos un baño como ya hicimos el año pasado. De los 30 kms que separan las dos localidades quizás los 5 últimos merezcan la pena, ya que el resto es una inmensa recta entre campos de cultivo y dehesas donde pastaba ganado vacuno. Una vez allí el ambiente bajó un par de grados por lo menos y después de tomar un helado en uno de los establecimientos, bajamos a darnos un baño y refrescarnos. Lejos de estar fría como yo esperaba, el agua estaba a una temperatura ideal, quedándonos en remojo hasta que el sol comenzó a caer para volver a la localidad. De regreso encontramos la Iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción abierta y entramos a visitarla, llamándome la atención la imagen de Santiago "Matamoros" sobre el retablo. Otros monumentos como la Capilla de San Bernardo no pudimos visitarlos por encontrarlos cerrados pero si nos dimos un paseo panorámico por todo el casco histórico por sus calles empedradas.
Pasada la noche, nos acercamos hasta la Churrería, junto al Reloj de la Villa para desayunar, y tras recoger el equipaje y pagar el alojamiento, nos encaminamos por la A-5 hasta Talavera de la Reina. La idea era pasear por su casco histórico pero como salimos tarde y además había nubes amenazantes sobre nuestras cabezas decidimos continuar hacia La Puebla de Montalbán, haciendo una parada técnica en Malpica del Tajo para contemplar su majestuoso castillo. Desde la Puebla de Montalbán empezaría un itinerario divertido y atractivo para rodar en moto que nos llevaría hasta Ciudad Real atravesando los Montes de Toledo por la CM 403. La verdad es que me esperaba más de este itinerario, siendo lo más destacable la subida al Puerto del Milagro y el tramo que rodeaba el embalse de Torre de Abraham. Desde El Bullaque hasta Porzuna nos encontramos una enorme recta salpicada de grietas longitudinales y parches de alquitrán. Dejando atrás Ciudad Real, enlazamos con la N-420 en dirección Montoro, atravesando Puertollano. Todo este itinerario se vuelve muy tedioso y aburrido hasta que atraviesas el Valle de Alcudia y comienzas a subir y bajar por Sierra Madrona con curvas espectaculares que vas enlazando una tras otra sin apenas tener que tocar freno o cambiar de marchas. En Fuencaliente hicimos una parada para comer su suculento guiso de venado al ajillo antes de comenzar la bajada hasta los llanos de Córdoba. Desde Montoro hasta Lantejuela fue el peor tramo que pillamos ya que había una temperatura que rondaba los 40ºC, y si lo unimos al aire abrazador que encontramos en contra eso nos destrozó. Tal como llegamos a casa una ducha bien fría y sentados en el sofá con el aire a tope para recuperar el aliento.
Ha sido un fin de semana estupendo con casi 1000 kms a las espaldas, que hemos aprovechado para conocer nuevos lugares y en el que hemos disfrutado muchísimo de la moto, pero reconozco que me he acordado mucho de los colegas y esperamos que en la próxima se una alguien más a la ruta. Ahora sólo hace falta pensar en el próximo destino.
Nos vemos en la carretera.
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