Y resulta que hace unas tres semanas, me comenta un colega, que le ha dicho un amigo suyo, que le han avisado, que la carretera de Alanís a Fuente Obejuna ya estaba arreglada. Desde ese momento, empiezo a proponer a los colegas una ruta para llegar a través de la sierra de Hornachuelos hasta la nacional de Córdoba-Badajoz, para desde allí acercarnos a Fuente Obejuna y así tomar la famosa carretera.
Cuando llegó el día, resulta que casi nadie del grupo podía salir ese día a hacer unos kilómetros, y sólo Jesús Cordobés, con su virago 535 se animó a salir, ya que llevaba unos meses con ganas de hacer alguna escapada larga. Llegado el día, a las 9:00 nos ponemos en marcha y salimos en dirección Posadas (Córdoba), desde donde tomaríamos la estrecha, pero muy atractiva, carretera de Villaviciosa de Córdoba. Un agradable paseo por una carretera que estaba bastante desierta al no ser aún temporada de montería. Al atravesar la travesía de Villaviciosa nos encontramos algunos establecimientos con la puerta llena de motos aparcadas, y es que son muchos moteros cordobeses los que disfrutan de las carreteras de acceso a esta localidad por todo lo bueno que ofrece para disfrutar de nuestra afición. Nosotros nos unimos a ellos para desayunar y optamos por un local que está al salir de la localidad en el cruce de la carretera de "Los Molares". Tras el desayuno mientras veíamos varios grupos de bikers pasar por allí, volvimos a las motos y encaminamos nuestros pasos buscando la N-432 pasando por la Presa del embalse de Puente Nuevo, ¿o Pueblo Nuevo?... Nunca me acuerdo bien. Nos encontramos en la presa con un nutrido grupo de moteros que también estaban de ruta. Al llegar a la nacional, giramos en dirección Badajoz para buscar nuestra siguiente parada: Bélmez, donde haríamos de tripas, corazón, y echándole un par de hue...., nos pegamos la caminata hasta el castillo que corona la localidad. ¡Menuda cuesta!... Aunque he de confesar que cuando estás allí arriba, las vistas que ofrece la fortaleza hacen que merezca la pena el ascenso.
Volvemos a las motos, y sin apenas dejar que se calienten los motores, ya llegamos a Fuente Obejuna. Entramos en la localidad buscando el centro, y como han puesto el acceso que yo conocía a la plaza en contra-dirección, me veo obligado a meterme por la calle donde se encuentra la casa Cardona. Un palacio modernista que he intentado visitar en cuatro ocasiones. Las tres primeras estaba en reformas, y en esta última, sólo se permite la visita los domingo si has concertado previamente... El resto de días, funciona como oficina de turismo y está abierta, así que imagino que permitirán la entrada. Hacemos algunas fotos en la puerta y en la plaza que conmemora la obra de Lope de Vega y nos damos un buen banquete en el local que está en el centro. Comimos de lujo y a buen precio.
Ahora tocaba coger la carretera que estábamos buscando.... Me pasé toda la comida calentando a mi compañero de ruta: ¡Ahora verás que pedazo de trazado!, ¡las vistas cojonudas!, ¡el asfalto recién arreglado!,...... Salimos de la localidad y el trazado rápido y divertido, la calzada ancha y con buen firme,... ¡Cómo lo recordaba en los primeros kilómetros!. Pero yo me moría por llegar a la zona nueva. Sin previo aviso, nos encontramos con un cartel: "CARRETERA EN MAL ESTADO", y fue pasar el cartel y aquello se convirtió en un pedregal... Los cráteres de la carretera se sucedían unos al lado de otro sin dejar ni un hueco por el que poder meter la rueda para evitar las sacudidas. -¿Por qué no os volvísteis?- preguntarás-
... Muy fácil... ¡POR JILIPOLLAS!... Se nos ocurrió pensar que si nos habían dicho que la carretera estaba arreglada, a lo mejor es que habían empezado desde Alanís y en pocos kilómetros llegaríamos a la zona nueva... Cuando vimos que aquello no mejoraba ya estábamos metidos hasta el cuello y lo mismo iba a ser seguir para adelante que volver, así que decidimos continuar.... Los paisajes, espectaculares; el trazado, una maravilla; Jesús hasta vio ciervos junto a la carretera,... Pero yo acabé con la espalda destrozada. Me dolía desde las cervicales hasta la rabadilla del culo. De buenas a primera nos encontramos rodando por una bajada pronunciada junto a un acantilado, con un montón de grava suelta y un cartel que ponía en letras muy grandes: "CARRETERA MUY PELIGROSA"... ¡Mamón!; ¿te crees que no me he dado cuenta?... Una travesía de unos 50 kms a una velocidad media de 40 kms por hora, ya que una vez que entramos en la provincia de Sevilla, el asfalto se volvió un poco menos malo.
Al llegar a Alanís, volvimos a territorio conocido. Desde allí pusimos la directa hacia la Campiña pasando por Cazalla de la Sierra, Constantina y Lora del Río. Bonitas carreteras, muy divertidas y con buen asfalto que es lo que echábamos de menos, lo que hizo que cundieran los kilómetros hasta poder llegar a casa.
En cuanto llegué a casa le mandé un wassahpp a mi colega, para que le dijera a su colega, que le dijera al amigo que había dicho que la carretera estaba arreglada, que ¡un mojón "pa" él!. La próxima vez que me digan que esa carretera está arreglada llamaré a las oficinas de turismo de Alanís o de Fuente Obejuna y les pediré que me juren por lo más sagrado que es verdad, porque si no es así, va a pasar por la carretera Rita la "Cantaora".
NOS VEMOS EN LA CARRETERA.
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