Han sido más de tres meses calentando al personal para ir este año otra vez al Motorkulture de Letur (Albacete), aunque mentiría si dijera que hemos tenido que insistir mucho, ya que la mayoría llevaba pensando en esta reunión casi tanto como los que ya hemos ido alguna vez. Hemos tenido en estos últimos meses algunas reuniones para preparar la ruta y establecer los puntos de repostaje, de paradas y de visitas, y poco a poco se han ido animando más personal.
Nervioso como un niño pequeño que espera la llegada de los Reyes Magos, casi no pegué ojo el día antes de nuestra partida... Habíamos quedado mi colega Jesús Fraskily y yo a las 7:00 en su puerta, ya que el punto de reunión era Écija a las 7:20 . A pesar del madrugón a las 6:00 y de haberme acostado tarde. la noche se me hizo eterna, aunque eso dejó de tener importancia en el momento que el motor de mi sportster despertó y un rugido se dejó oír en toda la calle por el silencio de la madrugada (supongo que más de un vecino se acordó de todo mi árbol genealógico). Recojo a Jesús en su puerta, que ya estaba listo, y salimos hacia Écija. Temperatura muy agradable, carretera solitaria y el astro-rey que comienza a desteñir de rojo el cielo. Al llegar a Écija nos encontramos a nuestro amigo Germán, que viene desde Marchena, esperando. Mientras repostamos llega la expedición que ha salido desde Osuna, con "hermanos" de la Villa ducal, Gilena y Martín de la Jara. Doce compañeros de viaje dispuestos a "comerse" los aproximadamente 450 kms hasta Letur. Otros dos miembros de la expedición saldrían más tarde; Alejandro a media mañana y Luis a las 16:00 con la "fresquita" (entiéndase la ironía: 47º a su paso por Montoro), ¡con dos cojones!
El camino hasta Siles (Jaén) no tiene mucho que contar: A-4 hasta la salida de El Burguillo-Bailén para tomar la N-322 en dirección Albacete, aunque sí me gustaba ver la cara de algunos conductores cuando veían nuestra comitiva de 12 motos en perfecta formación rodando al mismo ritmo. Algunos hasta nos hacían fotos. De la nacional poco que contar a parte de las obras interminables, que tienen la carretera en un estado lamentable y no te dejan disfrutar de ella. Al llegar a la salida de La Puerta de Segura, la cosa cambia y comenzamos a internarnos en la Sierra de Segura por la A-310, rodando en algunos tramos junto al río Guadalimar: buen asfalto y un trazado sin complicaciones que te permite contemplar el paisaje mientras vas rodando a buen ritmo. Al llegar a Siles hacemos nuestra parada tradicional en un bar de una de las calles principales para tomarnos un refrigerio antes de comenzar el tramo de carretera que nos llevará hasta Letur, combinando la CM-3204 hasta Riopar, la CM-412 hasta Elche de Segura, la CM-3228 hasta Férez y la CM3217 hasta Letur.... Mis palabras se quedarían cortas al intentar explicarte lo increíble que es esta carretera para rodar en moto. Sencillamente ¡espectacular!. Te invito a que eches un vistazo al vídeo que subiremos pronto a nuestro canal de youtube. Te aseguro que al verlo comenzarás a salivar como el perro de Paulov.
Al llegar a Letur, nuestro amigo Antonio Ruíz nos seguía esperando en la caseta de inscripción a pesar del enorme calor que estaba cayendo. Dejamos las motos aparcadas en la plaza central y nos dirigimos a las inscripciones y a tomarnos la cerveza de bienvenida, que nos supo a gloria, mientras les enseñamos a los "novatos" la zona aledaña a las antiguas murallas para ponerles los dientes largos. Motos preciosas por todos lados en un marco inmejorable, una cerveza fría en la mano y la satisfacción de haber hecho el viaje sin ningún contratiempo, a parte de algún sustillo inesperado en una curva traicionera..
Después de la inscripción, y esa cerveza que nos supo a gloria, nos encaminamos a la zona de acampada en el Dalhai para montar el campamento. Risas, quebraderos de cabeza, martillazos, maldiciones, y al final ya están montadas las tiendas y las motos descargadas. Más motos espectaculares en el aparcamiento y rock and roll de fondo para amenizar el almuerzo con el arroz campero tradicional y algunas cervezas más que fueron cayendo. Buen ambiente en el Dalhai, pero este año, a causa de la ola de calor había más gente alrededor de la piscina que dentro del local.
Tras la comida, nos pusimos los bañadores y nos fuimos de nuevo al pueblo, pues todos estábamos reinando en la piscina natural que hay en los alrededores de la muralla. Aparcamos las motos y derechos a la piscina. El agua estaba fría "como las palabras de una suegra", pero no tardamos nada en meternos en ella para pasar en remojo toda la tarde esperando que el calor mitigara.
Con el cuerpo fresquito por fuera, tocaba refrescarlo por dentro, así que nos encaminamos hacia la zona del acantilado para tomarnos unas cervezas fresquitas disfrutando del paisaje y del casco histórico de Letur. Desde allí tocaba tomar otra cervecita en el bar El Castillo, aunque nos encontramos que lo habían remodelado tras la jubilación de los anteriores dueños y había perdido un poco de chispa.
Tocaba volver a la zona de acampada para una buena ducha y prepararse para pasar la noche. Mientras nos íbamos duchando fueron llegando los otros dos miembros de la expedición. Los pobres venían deshidratados por el calor sofocante que habían pasado, pero tras una buena ducha, algo de comer y una cerveza bien fría ya estaban preparados para echar la noche atrás
¿Qué os voy a contar de la noche? ¡Genial!... Buen ambiente, gente estupenda, acordes de rock and roll para poner la banda sonora a la noche y una temperatura inusual para lo que yo he vivido en anteriores ocasiones; de tener que estar con la "chupa" de la moto puesta todo el tiempo, a pasar hasta calor incluso de madrugada... ¡Bueno; mejor así! Baile, saludos, alcohol, buena conversación y mejor compañía, ya que hacía mucho tiempo que no salía con algunos de los miembros del grupo y con los que siempre es un placer compartir estos ratos. Para colmo, ante mi incredulidad, después de dar un obsequio al propietario de la moto más atractiva para la organización, los CUSTOMS-BIKERS son llamados al escenario. Yo no lo oí, y no me lo creía cuando los colegas me dijeron que fuera para el escenario que nos estaban esperando, pero al prestar más atención escucho que efectivamente nos están nombrando como el grupo más numeroso inscrito. ¡Ostias, qué sorpresa!... Corro para el escenario y allí se nos hacen entrega de una botella de tequila como agradecimiento a nuestra presencia. ¡Toda una sorpresa! ¡Mil gracias!
El personal se fue retirando en pequeños grupos, y recuerdo que Luis y yo fuimos de los últimos en irnos a dormir. Con una conversación un poco complicada debido a las lenguas estropajosas y tras una caminata de algo más de un kilómetro, llegamos a la tienda. Sólo recuerdo que entré, pero era tal el cansancio que no recuerdo nada hasta que algunos "mam...."empezaron a tocar diana para levantar el campamento. No sé ni la hora que era, ni cuántas horas había dormido. Sólo sé que se me hicieron muy cortas
Levantamos el campamento con los ojos aún pegados pero con ganas de volver a rodar sobre nuestras motos. Se esperaban bastantes grados en el termómetro, así que mientras antes nos pusiéramos en camino mejor, y sobre todo pensando que queríamos hacer un par de paradas en el camino para acercarnos hasta el casco histórico de Moratalla y al santuario de Caravaca de la Cruz.
Del regreso sólo destacar dos cosas: el tramo desde Letur a Caravaca de la Cruz: estupendo para disfrutar de la moto; y el tremendo calor que pasamos durante todo el día: ¡horrible!.
Después de marearnos en Moratalla para subir a los pies del castillo, nos encontramos con las puertas cerradas y con un horario que no nos convenía en absoluto, así que decidimos continuar hacia Caravaca tras desayunar algo. Por cierto, ¡menuda clavada!... Más de 50€ por 14 desayunos a base de café y tostada... En Caravaca subimos hasta el santuario ya que algunos miembros de la expedición no lo conocían. Tras la visita pusimos rumbo a nuestra tierra a través de La Puebla de Don Fadrique, para enlazar con la A-330 hasta coger la A-92 a la altura de Cúllar-Baza. Entre el calor sofocante, el cansancio y lo aburrido que se vuelve rodar por autovía, decidimos abandonarla a la altura de Darro buscando la carretera de Alcalá la Real hasta Estepa, donde nos despedimos tras la foto de rigor y todos pusimos rumbo a nuestras respectivas casas con ese regusto amargo que se queda cuando te has pasado un fin de semana cojonudo con los amigos y no tienes ganas de que acabe, aunque por otro lado estés deseando llegar a casa para meterte en la ducha y recuperar tu temperatura corporal.
Resumiendo: ¡Calor, mucha calor!, pero una compañía estupenda, muchas anécdotas para recordar, más de 900 kilómetros disfrutados y muchas risas entre buenos amigos.
Gracias a la organización por su buen trato con este grupo de sevillanos de provincia y sobre todo gracias a todos esos amigos con los que he compartido el fin de semana. Sin vosotros no hubiese sido igual.
Nos vemos en la carretera
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