Ya no hay marcha atrás; Cuando he ido esta tarde al taller para preguntar si había llegado la pieza de la caja de cambio, me he encontrado la moto de esta "guisa"; un poco más y se me saltan dos lágrimas como dos sopas. Fueron muchos años imaginando cómo sería la moto de mis sueños e imaginando cómo sería su pintura: algo llamativo pero elegante a la par. Cuando me la pintaron el resultado fue mejor que en mis sueños, y con ella he viajado haciendo muchos miles de kilómetros; quizás no todos los que yo hubiese querido pero no me quejo. Con ella también he participado en algunos Bike-Shows, y con ella me he inflado como un globo cuando venía la gente a felicitarme por su buen aspecto.
Pero tantos kilómetros durante estos años y algún que otro incidente ha hecho mucha mella en la pintura y había llegado el momento de cambiarla. Ya no hay vuelta atrás. Desnuda y sin pudor espera paciente a que Abrahám vuelva con sus nuevos ropajes para vestirla y surcar las carreteras. Seguramente la nueva pintura no será tan especial como la anterior y seguramente no guste a casi nadie, pero había llegado el momento de un cambio y ya no hay marcha atrás. Es posible que me arrepienta por esta pequeña locura en los tiempos que corren, pero había llegado el momento de ese cambio.
Nos vemos en la carretera