Después de varias semanas sin hacer muchos kilómetros, y realizando pequeñas salidas por diferentes eventos o locales de Sevilla y Córdoba, ya era hora de volver a hacer kilómetros, y las últimas salidas nos han llevado por tierras de Granada, donde hemos podido volver a disfrutar de sus sierras y de localidades como Loja.
Pero vamos por parte y vamos a ir contando estas rutas paso a paso.
Hace un par de semanas propuse hacer una ruta para subir a Sierra Nevada, pero con las proximidades de las fiestas de Navidad, la mayoría del personal estaba más ocupado y apenas se apuntó nadie. El día acordado salimos de Lantejuela Guillermo, con su RT y un maletín del tamaño de un arca colgado a la espalda, y yo con la intención de recoger en El Marqués del cruce de Gilena, a Pedro de La Jara y su dyna amarilla. ¡Qué frío hacía!... Una vez reunidos los tres, enfilamos por la A-92 en dirección Granada. Sólo destacar la niebla espesa que cogimos dejando atrás Archidona, y que ya no nos abandonaría hasta pasar Loja y Huétor Tajar. Una vez que enlazamos con la circunvalación de Granada, sólo tuvimos que seguir las indicaciones de Sierra Nevada, parando a desayunar antes de comenzar el ascenso.
No sé cómo explicaros las sensaciones que te da rodar por las montañas más altas de Andalucía. Desde que comienzas a subir estás disfrutando al máximo por su trazado, por sus curvas largas y por sus impresionantes vistas. Una veces vas rodeado de árboles que no te dejan ver más allá de la carretera, y otras veces las vistas no tienen fin. Y una sensación muy particular y placentera, es cuando, tras una curva sin visibilidad, te encuentras de repente con las montañas cubiertas por su manto blanco. Aún no había nevado demasiado y no nos encontramos nieve en los márgenes de la carretera, aunque en las zonas donde la carretera estaba mojada bajábamos un poco el ritmo para evitar sustos. Si he de decir algo negativo de la subida era la cantidad de coches que nos encontrábamos por tramos y que evitaban mantener un ritmo fluido.
Llegamos a Prado Llano y aparcamos junto a la plaza de Andalucía, en pleno corazón. Aquello estaba a rebosar de personas, y aunque intentamos no destacar demasiado, fue imposible... Todos los amantes del esquí van vestidos con ropas de vistosos colores, y nosotros con nuestra indumentaria negra, éramos un "blanco" fácil para sus miradas.
Un agradable paseo entre los esquiadores y contemplando la nieve, unas cervecitas en alguna de sus terrazas, risas y bromas para pasar un rato cojonudo entre amigos.
Tras estirar las piernas decidimos comenzar el regreso, pero para bajar, decidimos tomar la carretera de Monachil y que viene indicada como carretera de interés paisajístico. Una vez que salimos de la zona boscosa, continuamos por dicha carretera con unas vistas impresionantes, curvas de casi 360º para superar los desniveles y un trazado que hace tomarte la bajada con calma si no quieres despeñarte por alguno de sus barrancos. Al llegar a la localidad de Monachil nos sorprendió la cantidad de coches que había aparcados en los arcenes de la carretera. Indagando me he enterado que hay algunas
rutas de senderismo de lo más sugerentes en sus alrededores. Habrá que cambiar algún día las botas. En la travesía encontramos un bar a pie de carretera y del río que cruza la localidad: El tito y la sobrina, o algo así, donde comimos de p...madre, sentados en el paseo escuchando las aguas del río correr a nuestras espaldas.
Desde allí sólo tuvimos que volver a enlazar con la circunvalación de Granada y enfilar nuestras monturas por la A-92 hasta casa, aunque a la altura de Antequera, dejamos la autovía para acompañar por Campillos a Pedro hasta Martín de la Jara. Inevitablemente nos pilló la noche en el regreso, pero con la gran satisfacción de haber pasado un día de lujo.
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El día 26 de diciembre era festivo, y después de los atracones de Noche Buena y Navidad, había que rebajar la comida, así que planteamos una ruta en la que llevaba tiempo pensando. Al final, tampoco pudimos juntarnos muchos y sólo fuimos Pedro y Pablo de Lora del Río, Moisés de Fuentes y yo. Curiosamente, todos montados sobre harleys. No me voy a extender demasiado porque toda la ruta, explicada paso a paso la encontrarás en mi otro blog:
DESCUBRIR ANDALUCÍA EN MOTO.
Sólo comentar que fue una jornada genial, con una compañía estupenda y con una carreteras que nos hicieron disfrutar de todo el recorrido. Una vez en Loja, quise llevarlos a comer a El Atracón, donde ya sabía que se comía estupendamente, pero nos dijeron que todo estaba ocupado o reservado, así que probamos en La Alacena. Su dueño es motorista y estuvo encantado de tenernos por allí, dándonos un trato genial. Comimos de maravilla antes de acercarnos a ver Los Infiernos y comenzar el regreso. Como no podía ser de otra manera, nos volvió a pillar la noche y el frío, pero al margen de eso, pasamos un día y una ruta para repetir.
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NOS VEMOS EN LA CARRETERA
