De todos es sabido que mientras más tiempo te pasas planeando algo, más posibilidades hay de que se joda todo... Algunos miembros del grupo llevábamos desde hace un par de años con la idea de irnos de fin de semana de solteros a disfrutar de la ciudad de Granada después de aprovechar el día rodando por Las Alpujarras. Con el tiempo esto derivó a una ruta en la que quien quisiera fuera acompañado con su pareja y el que quisiera ir solo, pues que fuera solo. Por fin, a comienzos de este 2016 la idea empezó a cuajar y con el empuje de algunos de los miembros se le puso fecha a esta ruta. Por circunstancias diversas, la primera fecha tuvo que posponerse y asignamos otra fecha en la que las probabilidades de pillar hielo en las Alpujarras fueran menores. Un par de colegas empezaron a sacarle humo a los ordenadores para buscar alojamiento. 7 habitaciones, cerca del centro de Granada, garaje para las motos y que estuviera bien de precio... Y todo esto en plena temporada de esquí....
-¡Nada!... No hay manera...
- Pues nos vamos para otro lado... No se puede en la montaña... Vámonos para la costa, que seguro que está vacía
Después de sopesar las posibilidades nos decidimos por Conil (Cádiz)... Para el alojamiento se cumplían todos los requisitos sin problemas, así que con "casipuntualidad" inglesa, el sábado 12 de marzo nos encontramos en el punto de reunión para salir hacia nuestro destino atravesando parte de sierra y de carreteras con algunas curvas; más que nada, para no aburrirnos.
Pasada la localidad de Montellano paramos en una venta de carretera que siempre tiene ambiente motero. Nos encontramos allí tres grupos numerosos de moteros que hacía que el aparcamiento pareciera una reunión de motos. Con la panza llena continuamos hacia Arcos de la Frontera, desde donde tomaríamos una estupenda carretera hasta Medina Sidonia. Sin pararnos, tomamos rumbo hacia Vejer de la Frontera, y tras algunos incidentes sin importancia, ya estábamos metidos en una antigua plaza de abastos en la que los puestos se han habilitado para servir comidas. Comimos y echamos un rato estupendo. Después tocaba bajar la comida paseando por el casco antiguo del pueblo, porque algunos compañeros no lo conocían. Ni que decir tiene que Vejer enamora a todo el que se adentra entre sus estrechas calles.
Encaminamos nuestros pasos hacia Barbate, para encontrarnos por fin con el océano. Entre pinares y el olor a mar llegamos a Caños de Meca para tomar el café, antes de llegar por fin a Conil, justo cuando caía el sol. Soltamos el equipaje en el hotel Oasis, una ducha rápida y bajamos a la playa a contemplar la puesta de sol. Mientras regresábamos para tomar algo llegó nuestro colega Luis, que por motivos de trabajo salía por la tarde.
Magnífica noche comiendo pescado, bebiendo lo que tuvimos que bebernos y visitando locales que eran una maravilla, ubicados en antiguas casas señoriales.
Noches alegres y mañanitas tristes.... El reloj sonó temprano. Quizás demasiado. Los que se acostaron temprano ya estaban preparados. Los que nos acostamos en un estado de dudoso bienestar tardamos un poco más. La idea era salir de nuevo por la general hasta Vejer y desde allí dirigirnos hacia Tarifa con parada previa en Baelo Claudia en las playas de Bolonia. Disfrutando de la carretera llegamos hasta las ruinas de esta antigua ciudad romana ubicada a pie de playa. Todos disfrutamos de esta interesante visita, al margen de que hubiéremos estado antes o no.
Cuando estábamos terminando la visita llamaron a uno de los miembros de la expedición desde el hotel... Nos habíamos olvidado uno de los móviles. Rápidamente decidimos cambiar los planes y dirigirnos hacia Conil de nuevo para luego continuar por la costa hasta Chiclana. Ni que decir tiene que nos perdimos unas cuantas veces entre los pinares y los complejos urbanísticos. Al final nos encontramos en un aparcamiento junto a un Foster, y como la hora era la propia, entramos a comer. Empachados decidimos volver por la vía rápida. Es decir, dirigirnos hacia Jerez y volver a nuestras casas por Utrera.
A pesar de los despistes, de los errores cometidos durante la ruta y algún que otro incidente, fue un fin de semana estupendo que ya estamos deseando repetir. ¿Quién sabe? Quizás en verano, cuando las playas estén a rebosar de gente, nosotros podamos encontrar la oportunidad de pasar el fin de semana en Granada.
Nos vemos en la carretera
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Extremadura Infinita, Febrero 2024
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