Después de desayunar en un agradable local en el polígono que hay que atravesar en dirección a la playa, continuamos esa carretera hasta que llegamos al océano y a las impresionantes urbanizaciones que recorren casi todo el litoral, tomando rumbo Este, para llegar hasta Conil de la Fra. Rodando junto al mar a paso lento por las urbanizaciones, llegamos hasta el cabo de Roche, y desde el faro hicimos unas fotos guapísimas del puerto de Conil. Dejando atrás esta localidad, pusimos rumbo hacia Los Caños de Meca, siguiendo disfrutando de las vistas de las olas y del azul del agua, contemplando desde la carretera el faro de Trafalgar que pasamos de largo pues ya estuvimos en la ocasión anterior y pasaba de darme otra vez la caminata de un kilómetro desde el aparcamiento. Al dejar Los Caños, entramos en la preciosa carretera que atraviesa el parque natural de Barbate, rodando rodeados de pinos y enlazando curva tras curva hasta llegar hasta esta localidad portuaria y que abandonamos buscando nuestro siguiente destino: Vejer. Siempre que paso por aquí me gusta perderme por las calles del casco histórico, disfrutando del blanco de sus casas que se compaginan perfectamente con los lienzos de la antigua muralla que defendía la localidad. Cada vez descubro un lugar nuevo, y cada vez dejo a conciencia otro rincón para tener la excusa para volver. Desde aquí nos encaminamos hasta Medina Sidonia, donde comimos en una de las terrazas de su plaza principal, donde se encuentra su monumental ayuntamiento, y después del cafelito carretera y manta antes que nos coja la noche, que con esto del cambio horario no veas lo pronto que oscurece.
Aproximadamente hicimos unos 400 kilómetros disfrutando de lo mejor de la provincia gaditana: su sierra y su costa y que nos ha dejado muy buen sabor de boca para volver en otra ocasión y seguir conociendo sus pueblos.
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