Hacía años que no hacía esta ruta. Es una de las pocas que recoge el libro "Descubrir Andalucía en Moto", que sale de nuestra tierra y se adentra en la provincia de Ciudad Real por el Valle de Alcudia, pero es que me gustaba tanto la carretera de regreso, por Sierra Madrona, que no podía resistirme a compartirla con vosotros. Por desgracia, en esta ocasión, los astros se han confabulado para fastidiarme la grabación de la ruta, para luego subirla a nuestro canal de youtube. Os cuento...
Después de la ola de frío que ha azotado la Península Ibérica estas semanas atrás, y que por diversos motivos, no hemos podido salir a hacer una ruta en condiciones, había muchas ganas de hacer una ruta larga y echar el día atrás, con los amigos rodando por bellas carreteras. Como ya he dicho antes, hacía tiempo que no hacía esta ruta, y sus casi 500 kilómetros, la hacían muy buena opción para llevarla a cabo. Después de proponerlo por nuestro grupo de wassaph, la mayoría de los habituales en nuestras rutas, no podían salir ese domingo, pero algunos otros compañeros de la carretera, que cada vez, son más habituales, se animaron a acompañarme.
A las 9:30 salíamos con puntualidad inglesa de una gasolinera de Écija, que había sido elegido como punto de encuentro, ya que cada uno llegaba desde un pueblo diferente. Salimos en dirección Córdoba, y a pesar del frío, la ruta iba sin problemas, aunque en el horizonte, hacía donde nosotros nos dirigíamos, el cielo se veía "raruno". Efectivamente, al comenzar a adentrarnos en la sierra, una capa de niebla se situó sobre nuestras cabezas, y a veces nos envolvía. No era demasiado espesa, ni molestaba en exceso la visibilidad, aunque teníamos que ir apartando la humedad de la visera para poder ver algo, pero obviamente, el objetivo de grabar la ruta, con su paisaje, quedó mermado y los vídeos no lucen lo que deberían.
Decidimos parar en un área de servicio a la entrada de Villaharta, junto a la carretera nacional que une Córdoba con Badajoz, para llenar el estómago con una buena tostada con jamón, tomar algo caliente y dar tiempo a que entrara un poco más el día y levantara la niebla. Todo esto conseguido sin problemas, pero en el transcurso de ese periodo, algún dedo grasiento de mi mano se posó en el objetivo de la cámara que llevaba en el casco, con el consiguiente problema, que todo lo que grabé a lo largo del día con esa cámara (que fue bastante), quedó prácticamente inservible. Obviamente, de eso me di cuenta cuando llegué a casa y me puse a ver lo que había grabado.
Una vez que llegamos a la localidad de Pedroche, nos pusimos a hacer un poco de turismo, y como nos recomendaron que nos pasáramos por la oficina de turismo para que nos abrieran su preciosa torre, pues eso hicimos. Las chicas de la oficina, que fueron muy agradables, nos hicieron un tour genial por lugares emblemáticos de la población, pero eso hizo que nos retrasáramos demasiado.
Si la última vez que hice esta ruta, a la hora de comer ya estaba en la provincia de Ciudad Real, en esta ocasión estábamos a la hora de comer en Torrecampo, donde fuimos a un restaurante que nos habían recomendado las chicas de Pedroche, y donde comimos estupendamente.
Durante el almuerzo, al calor de la estufa, decidimos acortar la ruta sin entrar en la provincia de Ciudad Real, y enlazar con la bonita N-420, accediendo por la carretera que une Torrecampo, Conquista y Azuel (A-3200). ¡Un p...acierto!... La carretera es estrecha, pero el asfalto está en buenas condiciones. El tráfico era nulo, por lo que pudimos disfrutar de un ritmo constante y alegre entre las dehesas de las explotaciones ganaderas que pueblan estas tierras de ganado bovino. De hecho, nos encontramos una vaca-toro (no tengo muy claro que era) en medio de la carretera. Desde que nos vio aparecer por la carretera no nos quitaba ojo, y a medida que se iba acercando el primero de la expedición, los gestos de agachar la cabeza y arañar la carretera con la pata delantera, no nos hacían presagiar nada bueno. David pasó despacio junto a ella bajo su atenta mirada; Pedro comenzó su paso, y al llegar a su altura hizo bramar los escapes de su moto, lo que hizo que el animal se apartara un poco de la carretera, y Germán y yo aprovechamos para pasar.
Hasta Azuel, la ruta pasó en una chispa, porque íbamos disfrutando tanto de la carretera, que los casi 30 kilómetros desde Torrecampo, se hicieron cortos.
Una vez que llegamos a la N-420 disfrutamos de un bonito recorrido por una carretera ancha, de curvas largas y abiertas, que nos condujo hasta la bella localidad de Montoro, conocida como la "Toledo andaluza". Decidimos entrar a visitar su casco histórico, pero debían estar de celebración de algún evento, que nos encontramos las principales calles de acceso cerradas al tráfico, por lo que tuvimos que dar una vuelta por calles estrechas y empinadas que nos hizo darle un calentón al embrague de nuestras máquinas, así que una vez que vimos que su famosa torre destacaba cerca, sobre las casas, decidimos aparcar las motos y caminar un poco. Tenemos claro que debemos volver con más tiempo para hacer una visita más detenida y disfrutar mucho más de esta localidad.
Así que ya ves; sin lugar a dudas, tendremos que volver a realizar esta ruta para filmarla en condiciones y compartirla contigo, ya que es altamente recomendable.
Nos vemos en la carretera
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