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martes, 14 de agosto de 2012

DE RUTA POR ESPERA


 Para esta última ruta nos hemos juntado los mismos que en la ruta de la semana pasada. Se ve que al "Pilili" no le han asustado los kilómetros ni quedó harto en la anterior. En esta ocasión los kilómetros no han superado los 250 kms de recorrido, convirtíéndose en un agradable paseo en el que la ola de calor ya sólo daba las últimas coleadas y pudimos disfrutar de carreteras con encanto y de la visita a la localidad de Espera. Esta localidad queda muchas veces olvidada y apartada por estar tan cerca de la monumental Arcos de la Frontera, que se lleva toda la atención. Pero esta pequeña localidad de Cádiz también cuenta con numerosos atractivos por los que merece la pena acercarse hasta aquí para disfrutar de sus pequeños tesoros. Cuando llegamos desde la carretera de Las Cabezas de San Juan, lo primero que contemplamos fue el conjunto que destaca sobre la población formado por el castillo de Fatetar (S. XIII-XV) y la Ermita de Santiago (S. XV-XVI). En cuanto entramos en la localidad encaminamos nuestros pasos hasta dicho conjunto teniendo que ascender por empinadas cuestas. En esta ocasión nos encontramos la ermita abierta y pudimos contemplar el patrón de Espera: el Cristo de la Antigua, del siglo XVI y que baja hasta la localidad en procesión durante las fiestas patronales. Allí encontramos una señora al cargo del mantenimiento del conjunto que muy amablemente nos abrió las puertas del castillo y nos invitó a recorrerlo a nuestro aire. Lo primero que llama la atención de esta fortaleza de origen romano pero construida por Abderraman III en el 914 d.C. es su estado de ruinas. A parte de algunos lienzos de murallas, las estructuras que mejor se conservan son el aljibe y la torre del homenaje a la que no se puede acceder. Tras un pequeño paseo y contemplar las vistas desde las murallas, bajamos al pueblo para desayunar pasando por la bonita Iglesia Parroquial de Santa Mª de Gracia (S. XVI-XVIII),  de la que cabe destacar su retablo barroco. Tras el desayuno tomamos el camino de regreso por estrechas carreteras de sierra hasta volver a la Campiña, donde tras unas cervezas de despedida, cada uno siguió su camino hasta su punto de origen.
Nos vemos en la próxima




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