No siempre pasan las cosas como uno las prepara o las organiza, por lo que más vale estar abierto a cualquier cambio sobre la marcha ya que en ocasiones, esas improvisaciones pueden resultar mejores que los planes bien organizados.
Llevaba toda la semana planificando la ruta que quería hacer a los lugares Colombinos en Huelva, y así tenía más que calculados los itinerarios, los lugares donde parar, el tiempo empleado en cada trayecto,... pero el viernes sobre las 20:30 me pongo en contacto con Rafa; -Quillo, ¿tienes algo preparado para este "finde"?
- Pues mira, curiosamente pensaba salir mañana para Huelva.
- OK; Nos vemos en el cruce de La Campana a las 9:30.
Para esa hora yo tenía planeado estar desayunando en Niebla (Huelva) mientras contemplaba las murallas que la protegían, pero ir acompañado a una ruta es preferible, así que merece la pena este pequeño cambio en los planes; además voy a tener una hora más de sueño. Cuando me levanto, escucho como el viento bate la vela de tela que tengo en el patio: ¡mal rollo si hace mucho aire!
Cuando nos vemos en el Apolo XV, Rafa me comenta que viene destrozado por la paliza que le ha dado el viento mientras rodaba por la autovía, y para colmo, se supone que el aire pegará más fuerte en las costas... La ventaja de rodar sólo dos personas, es que ponerse de acuerdo es mucho más rápido. Antes de que acabáramos el café, ya habíamos cambiado el itinerario para adentrarnos tierra adentro y llegar a través de la Sierra Norte hasta Azuaga.
El acierto fue rotundo: aunque el viento siguió soplando, fue benevolente con nosotros en casi todo el recorrido, la sierra estaba preciosa, mostrando a nuestro paso una combinación de mil colores que era un deleite para la vista (blanco, amarillo, rojo, violetas, diversas tonalidades de verde,...), el recorrido nos dejó disfrutar de trazados espectaculares para rodar en moto y divertirnos con nuestras monturas, este tío, que conoce medio mundo, me llevó a un lugar cojonudo donde me pusieron para comer un flamenquín que no fui capaz de terminarlo, amén de otros lugares que tuve la suerte de conocer y visitar.
Por eso, amigos, creo que fue un verdadero acierto el cambio de planes, porque en esta ruta de unos 350 kilómetros disfruté como un enano, aunque reconozco que después de más de un mes sin pegarme una ruta como Dios manda, llegué molido a mi casa. Ahora toca comenzar a planificar de nuevo la ruta a los lugares Colombinos, pero si se tercia otra cosa, pues habrá que improvisar otra vez, jejeje
Puedes ver las fotos en el Álbum de Rutas de Primavera 2011
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