¡YA TENEMOS CANAL EN YOUTUBE! PINCHA EN LA IMAGEN

TU BLOG DE RUTAS POR ANDALUCÍA

jueves, 23 de agosto de 2018

A LA CONQUISTA DE ROCADRAGÓN (SAN JUAN DE GAZTELUGATXE)

Retomando la publicación anterior, voy a continuar con la crónica de nuestra pequeña incursión por tierras vascas.


Como ya te comenté, nuestro objetivo final era llegar hasta el decorado que la serie de "Juego de Tronos" ha utilizado para recrear "Rocadragón", hogar de los Targaryen, en una ermita ubicada en la costa vasca, cerca de Bilbao, que se llama San Juan de Gaztelugatxe. A partir de ahí, el resto de días serían improvisados. Nos habíamos planteado pasar más tiempo en el País Vasco, pero el tiempo empeoraba al día siguiente y decidimos volver a La Rioja, donde era más benigno, y había muchos pueblos que queríamos visitar.
Como ya te conté, nuestro "base de operaciones" fue Nájera, y desde allí debíamos dirigirnos hacia Bilbao, para poder acceder a nuestro objetivo. Para acceder a Bilbao debíamos pasar por Vitoria-Gasteiz, y la opción más rápida hubiese sido hacerlo por la N-232, pero, como había leído que uno de los puertos de montaña más valorados por los motoristas vascos era el Puerto de Herrera, pues había que ir a subirlo. Para ello nos dirigimos hacia Laguardia, pasando por Cenicero y Elciego. Es justo, antes de llegar a esta localidad, cuando se pasa por el río Ebro, que hace de frontera natural entre La Rioja y el País Vasco. Una vez que atravesamos Laguardia, tomamos la A-124 hasta encontrar el cruce que nos indica Vitoria-Gasteiz. En cuanto coges esa carretera, comienzas una fuerte pendiente plagada de curvas, con una gran arbolada junto a la carretera; pero si es bonita la subida, la bajada es espectacular, ya que dicha arbolada, se vuelve tan tupida que no podíamos ver el azul del cielo, pareciendo que rodábamos por dentro de un túnel (un fallo en la cámara no me ha permitido dejar constancia de ello). El resto del itinerario es muy divertido para rodar en moto hasta Vitoria, y como no es una vía principal, apenas hay tráfico.

El problema, es que cuando llegas a Vitoria, no enlazas con la circunvalación de la ciudad y tienes que adentrarte en ella. Me despisté y nos metimos por unos polígonos en los que no nos orientábamos. En un semáforo nos encontramos a dos motoristas que salían de ruta y al preguntarles para orientarnos, ni se lo pensaron dos veces y nos acompañaron hasta la salida de la ciudad indicándonos el camino a seguir (mil gracias, compañeros).
El problema fue que yo buscaba la N-240 y ellos nos indicaron la N-622, que es la vía más rápida ya que se convierte en autopista de peaje, a unos 20 kilómetros de Vitoria. Por fortuna, como no iba muy convencido tomé una salida de la autovía y pude situarme mirando el mapa. Nos dimos cuenta que era el enlace con la carretera A-624, ,que discurre paralela a la autopista de peaje. ¡Una maravilla! Sin esperarlo nos encontramos con una carretera ancha, de bonitos paisajes, de multitud de curvas de diferentes radios y que pasaba por pueblecitos llenos de encanto entre las montañas.


Al entrar en Bilbao, si enlazamos con la N-240 entrando por una de las arterias principales de entrada y que nos llevó casi directamente al centro de Bilbao, donde teníamos nuestro hotel reservado: Hotel Bilbao Plaza, junto al río, en el margen opuesto al museo Guggenheim, y a unos 200 metros de este, y muy cerca del centro histórico de la ciudad. El hotel nos salió por 89€ la habitación doble y 13€ la plaza de garaje con ascensor incluido para las motos.

Como llegamos a buena hora, decidimos dejar las cosas en el hotel y dar una vuelta por las calles de bares de pintxos de la ciudad, antes de dirigirnos a "Rocadragón". Vamos cambiando de establecimientos para probar diferentes pintxos y locales, y en todos nos atienden con toda cortesía. Mientras caminamos por una de las calles, escucho a mis espaldas: -¡Vecinooooooo!- no me lo puedo creer. Mi vecino Figueroa, con la familia, paseando por Bilbao. Se pasan los meses sin que nos veamos, a pesar de vivir uno al lado del otro, y me lo encuentro en Bilbao. Un rato de charla y de consejos sobre San Juan de Gaztelugatxe, ya que ellos estuvieron el día anterior y ya no aguantamos más. Vamos para el hotel a coger las "burras".
Pedro, conecta su GPS y se pone delante para sacarnos de Bilbao. Reconozco que para andar por ciudad es muy útil el GPS, aunque sigo prefiriendo el mapa de carretera para preparar las rutas.
Salimos por una vía de dos carriles en dirección el aeropuerto y Mungía. A partir de esta localidad, hasta Bermeo, la carretera es una "pasada". Nos metemos en un bosque entre altas lomas para subir el Alto del Sollube, que por cierto, el mirador estaba atestado de coches, siendo la bajada un poco más complicada al tener una fuerte pendiente y curvas cerradas. Si pillas un coche delante, tienes que chupar rueda un buen rato porque no hay muchas opciones para adelantar. Llegamos a Bermeo y ya encontramos las indicaciones para dirigirnos hacia nuestro destino. La carretera se estrecha, pero continúa con un buen surtido de curvas entre los árboles que rodean el itinerario y que no te permiten ver el mar Cantábrico hasta que desaparece el bosque por comenzar los acantilados. El tráfico se iba haciendo más intenso y el ver el margen de la carretera lleno de coches, nos advirtió que estábamos llegando. Buscamos dónde meter las motos entre tantos coches y subimos donde comienza el camino largo.

Debes tener en cuenta, que para llegar hasta la escalera que sube a la ermita, puedes hacer dos recorridos: el primero es una rampa muy pronunciada que sale desde los aparcamientos de los dos locales que hay (más o menos unos 500 metros); el segundo camino, es más largo, de casi 2'4 kilómetros, con unas rampas menos pronunciadas y que hacen el camino más llevadero. Por la situación de las motos, optamos por el camino largo. Conocimos un par de familias y la charla no ayudó a hacer el trayecto más ameno hasta llegar a la base de la escalera. Las vistas, el paisaje, la multitud de personas,... nos dejaron con la boca abierta, y al mirar las escaleras, con los cascos y las chaquetas a cuestas, nos hicieron dudar, pero ya que estábamos allí, había que coronar la dichosa escalera. Durante todo este recorrido, el sonido de la campana es incesante, ya que según dicen, si tocas la campana tres veces se te cumple un deseo. Mientras iba subiendo la p...escalera, ya iba pensando en mi deseo: -¡Que manden un helicóptero a recogerme y llevarme hasta la moto por Dios!.
Hacía bochorno por la proximidad de una tormenta, unido a la humedad de la costa, y eso dificultó la subida, aunque eso no impidió que consiguiéramos nuestro objetivo.
Tras descansar un poco en una de las terrazas de los locales que hay allí (no veas como achuchan en la cuenta), decidimos hacer el regreso por la costa.
Continuamos por la carretera hasta Bakio, y desde allí volvemos a internarnos en la sierra para llegar hasta Armintza, que está situada junto al mar Cantábrico, después de pasar algunos acantilados. Pero fue en Plentzia donde encontramos más ambiente playero. Las calles cercanas a la playa estaban a rebosar, al igual que los locales, pero como el tiempo se nos echaba encima, continuamos nuestro camino buscando Getxo, para llegar a Bilbao. Como no llevábamos el GPS, nos despistamos un poco y terminamos en la terminal del aeropuerto. Por fortuna, después de algunos kilómetros de más, ya estábamos otra vez en el hotel y dispuestos a salir a cenar y a tomarnos unas copas....
Cenar, cenamos por poco, ya que cuando salimos del hotel eran más de las 10:00 y ya estaban cerrando la mayoría de los locales de pintxos. Por suerte, un establecimiento todavía tenía algunos en las vitrinas y pudimos llenar la barriga con caldos de la tierra y buenas viandas. Pero encontrar un local para tomarnos una copa fue otro cantar. ¡Todo cerrado!. Luego nos explicaron que los domingo en Bilbao, se cierra todo a las 23:00 y no hay ambiente por ninguna parte. Y podemos dar fe, ya que podíamos caminar por medio de las avenidas, sin que pasara ni un coche. Poco después de las 00:00 ya estábamos en el hotel acostados.

Nos levantamos temprano al día siguiente y nos damos un banquete en el desayuno buffet del hotel. Había amanecido lloviendo un poco, y decidimos darnos una vuelta por los alrededores del museo Guggenheim y la parte moderna de la ciudad. La mañana no tenía nada que ver con la noche anterior. Las calles concurridas, el tráfico incesante, los comercios abiertos,... ¡Esto sí parecía una ciudad, y no el decorado de la serie "The walking dead"



Recogemos las motos y nos ponemos en marcha, por poco, ya que en la puerta del ayuntamiento, que estaba al lado del hotel, había una manifestación reclamando mejores prestaciones para los jubilados.
Llenamos depósitos y salimos buscando la  N-240 en dirección Vitoria-Gasteiz. El cielo sigue plomizo, y en cuanto nos adentramos en las montañas, nos rodean las nubes, que van llenando de gotas las viseras de los cascos y a nuestras motos. Aún así, el espectáculo es sorprendente y nos paramos a hacer algunas fotos. Un par de resbalones de las ruedas en algunas de las curvas, nos hicieron aflojar el ritmo, ya que no era cuestión de terminar rodando tan lejos de casa.

A medida que vamos bajando de las montañas, el cielo se va volviendo más claro y nos encontramos con el Embalse de Urrunaga, que nos sorprende por su extensión y nos acercamos hasta su orilla, en la localidad de Legutiano.

Entramos en Vitoria para buscar algún lugar céntrico para comer. Después de un par de días por la zona, nos hemos dado cuenta que la gente no toca las motos, así que las dejamos aparcadas en la acera junto a otras motos y nos damos un paseo por la ciudad para hacer algunas fotos y tomarnos unas cañas en alguna terraza. La ciudad nos engancha y quedamos con ganas de recorrerla para conocerla, pero aún quedan kilómetros, tenemos que comer y Pedro tenía ganas de soltar la mochila en nuestro hotel de Nájera.


Nos metemos en un bar de una calle atestada de gente y de locales, y nos acoplamos en un rincón de la barra. Gracias a una pareja de turistas que pidieron un chacolí, caímos en la cuenta que aún no lo habíamos probado y eso no podía ser; -"Dos chacolís y dos pintxos"- Ya tenemos dominado el euskera. Unas chicas sentadas cerca de nosotros nos preguntan de dónde somos y al decirle que veníamos de unos pueblos de Sevilla, nos responde que ella era de El Rubio, ¡a 20 kilómetros de mi pueblo!. Le pregunto si conoce a mi amigo "Pirrí" y me dice que es su vecino de toda la vida. -¡"El mundo es un pañuelo".
Nos montamos en las motos, cruzando los dedos para que no nos hayan multado por aparcar en la acera, y salimos de Vitoria por la A-132, para cruzar el Puerto de Azáceta, que también nos habían recomendado. Carretera ancha, bien asfaltada y de curvas largas y abiertas para no tener que cambiar de marchas ni tener que tocar freno. Buen ritmo de marcha y entramos en la Comunidad Foral de Navarra.
Al llegar a Acedo, abandonamos la carretera, y tomamos la NA-129 en dirección Los Arcos. Un bonito recorrido nos lleva entre lomas hasta este bonito pueblo amurallado, aunque Pedro, cada vez está más hasta los "que no suenan", y seguimos por la N-111 en dirección Logroño, teniendo un tramo muy divertido de curvas de diferentes radios entre las localidad de Sansol y Viana.
Desde Logroño no tardamos nada en llegar de nuevo a Nájera, donde pasamos un par de noches más y aprovechamos para hacer un poco de turismo por la zona. Esa crónica puedes verla en la anterior publicación.
Nos vemos en la carretera
PINCHA AQUÍ PARA VER EL VÍDEO DE ESTA RUTA EN YOUTUBE
PINCHA AQUÍ PARA VER EL ÁLBUM FOTOGRÁFICO EN FACEBOOK

22:15 de ese mismo día en Nájera; Riiiiiiiingg, Riiiiiiiingggg,....
-Diga
-¡Calvo! ¿Qué haces en Vitoria hablando con mi vecina?
-Hola, Pirrí; el mundo es un pañuelo

No hay comentarios:

Publicar un comentario