Todavía huele en Lantejuela a ese sabor añejo de tiempos pasados. Aquellos tiempos en los que no hacía falta circular con casco para moverte en la moto; cuando la moto era más una necesidad que una diversión; cuando no había normativas Euro3, ni 4...; cuando las motos eren poco más que dos ruedas, un motor, un manillar y unos cuantos de hierros que le daban forma al conjunto; aquellos tiempos en los que alguien se dio cuenta que una moto servía para algo más que para ir a trabajar y que salir con los amigos a rodar con ella "molaba". Ese es el espíritu que desde hace 10 ediciones intentamos transmitir Er Team y los Customs-Bikers con nuestro evento, y que gracias a un montón de buenos amigos, colaboradores y asistentes sigue cada año creciendo.
En 2016 nuestro evento cumplía 10 años y queríamos hacer algo especial para esta ocasión. Comenzamos desde comienzos de años a promocionarlo por las redes sociales y poco a poco se fue extendiendo por entre los aficionados. La fórmula era la misma que ha imperado todos estos años: reunir todas las motos clásicas que lleguen en la caseta municipal para que el que se acerque hasta aquí pueda disfrutar de ellas, reservar la zona exterior como parking para motos, dejar una zona para el mercadillo de piezas, una barra bien atendida y surtida de bebidas y algo de comer, una ruta turística por la localidad y la entrega de un buen puñado de trofeos y regalos. Y como novedad, para celebrar esta décima edición: la actuación del grupo Cuarto Creciente, que ya nos ha acompañado en varios eventos.
Pero por esas cosas del destino, nos encontramos con un montón de amigos que ofrecieron productos para que la bolsa de inscripción fuera bien surtida por el mismo precio que llevamos manteniendo casi desde que empezamos con este evento. Nuestro vecino Sebastián Beltrán nos ofreció la posibilidad de montar una exposición de coches clásicos de su propiedad, que atrajo a muchos aficionados para verlos, pero también a otros propietarios de coches clásicos que dieron un toque de color y de novedad al evento. Gracias a la influencia de Sebastián, vinieron muchas personas desde Sevilla a conocernos, como Eduardo Castro, que se fue encantado con este evento y nos ha prometido volver.
Reconozco que cuando empezó a entrar la mañana estaba un poco acojonado. Días antes nos habíamos enterado que alguien se había dedicado a poner por varias páginas de concentraciones información falsa de nuestro evento y había confundido a mucha gente. De hecho, este año no ha venido a montar ningún tipos de puesto de recambios, ni camisetas ni de nada. Pero a partir de las 11:00 empezó a llegar un chorreo incesante de motos, tanto clásicas como modernas y de diferentes estilos. Moteros solitarios, clubs de motos clásicas y vespas, grupos de bikers,... el aparcamiento exterior se quedaba pequeño, el patio de la caseta se llenó de color y viejos hierros, y los que quisieron participar en la exposición de clásicas las metieron en el interior de la caseta, habiendo algunas máquinas dignas de un museo. Entre cervezas, saludos a viejos amigos, viendo motos y coches se pasó la mañana... Menos mal que no vinieron a montar puestos porque nos hubiésemos quedado sin sitio para tanta gente y tantas motos.
Sobre las 12:30 comenzaba la ruta. En esta ocasión nos íbamos a quedar dentro de la localidad para hacer partícipes a todos los vecinos de esta fiesta y que así ellos también la disfrutaran. La primera parada cervecera fue en Pub Benjumea: colaborador habitual de este evento y punto de reunión de los Customs-Bikers, donde disfrutamos de su terraza y colapsamos la carretera. Desde allí nos dirigimos hacia la joya de Lantejual: la Laguna del Gobierno; un humedal que nos brindo una parada para volver a refrescarnos por dentro y la posibilidad de contemplar desde el punto de observación las lagunas. Dejando atrás la laguna, pusimos rumbo a la Plaza de España para la tradicional parada y la foto de familia junto a la puerta de la iglesia. Siempre procuramos aprender de los errores y este año pusimos todos los medios disponibles para evitar que la comitiva se disgregase como el pasado año.
De vuelta a la caseta, tocaba repartir la tradicional y suculenta paella de nuestro amigo Torri y sus ayudantes, que otro año más se han "salido" con el arroz y la carne con tomate (buenísimo), y eso que el pobre Torri iba con una pierna "escacharrada". Entrega de trofeos y a disfrutar de la buena música de Cuarto Creciente, que hizo bailar y disfrutar a todos los que por allí quedaban.
Por ser la décima edición ha sido un éxito de asistencia y público, la organización recibió a lo largo de la mañana muchas felicitaciones por el evento y los asistentes se iban con muy buen sabor de boca y con ganas de repetir, que eso es lo que a nosotros nos llena de orgullo: conseguir que el que venga hasta aquí se vaya con una sonrisa y con la idea de haber pasado un buen día.
Sólo queda dar las gracias a las empresas colaboradoras, al ayuntamiento de Lantejuela, a Sebastián Beltrán, a los miembros de la organización y por supuesto, a todos los que os acercáis hasta aquí para pasar el día con nosotros, ya que sin vosotros, este evento no tendría ninguna razón de ser.
GRACIAS POR TODO
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