Como últimamente siempre salíamos de ruta hacia el Este o hacia el Sur en nuestras rutas, siempre les tocaba a los compañeros de Lora pegarse el madrugón para estar en el punto de encuentro a la hora acordada, así que en la última ruta, decidimos que volveríamos a subir hacia el norte de la provincia de Sevilla para rodar por su Sierra Norte, y así pasar por Lora para recogerlos. Como era feria en Osuna y a los de la Sierra Sur, no les gusta madrugar, sólo nos acercamos algunos compañeros de Fuentes, Écija y un compañero cordobés que se está apuntando a las rutas, a pesar del madrugón que le toca a él, cada vez. Habrá que ir pensando alguna ruta para que ese día pueda aprovechar más la cama.
¡Al lío!
Recojo al "Bataca" y a su acompañante en Fuentes y salimos para Lora, porque otro de los que nos iban a acompañar, se le habían pegado las sábanas y vendría detrás nuestro. Al llegar a La Campana nos encontramos que todo el pueblo está saliendo de romería. Nos dice un guardiacivil que si nos aligeramos rodeando el pueblo por los polígonos podemos salir a la carretera antes de que pase la comitiva y cierren la carretera. Creo que me dejé media espalda en algún que otro badén. Pero cumplimos la misión con éxito y pudimos seguir nuestro camino. Israel, que venía con un poco de retraso, se lo comió entero, y ya no lo vimos hasta Constantina.
Llegamos a Lora y ya estaban esperando los loreños, Antonio de Écija y el compañero de Córdoba. Saludos, gasofa en los depósitos y salimos de Lora del Río hacia La Puebla de los Infantes, con idea de subir al Santuario de Setefilla, al que hacía tiempo que no iba y tenía ganas después de ver algunas fotos que compartieron Pedro y David de su última visita. Un edificio de estilo mudéjar, construido en el siglo XV y reconstruido en el XVIII. La ermita para nosotros solos y con unas vistas estupendas de Sierra Morena. Siempre me quedo con las ganas de acercarme hasta los restos del castillo. Supongo que algún día me decidiré a hacerlo.
Al margen de que seas creyente o no, la subida a este santuario merece la pena, aunque sólo sea para disfrutar de las vistas o por hacer una bonita foto a tu moto.
Seguimos hacia La Puebla rodeando el embalse de la presa de José Torán. Da gloría verlo otra vez casi al máximo de su capacidad, y con el verde intenso de la primavera, las imágenes eran una pasada. Antes de llegar a La Puebla de los Infantes, encontramos el desvío para subir hasta Constantina. Esta carretera es una maravilla para rodar en moto, a pesar de ser un poco estrecha: imágenes de la orilla norte del embalse, subidas y bajadas, curvas y más curvas,... de hecho, nos encontramos a muchos motoristas recorriéndola en ambos sentidos, aunque algunos inconscientes iban adelantando incluso en línea continua; se ve que tendrían prisas. Estaba yo con mis pensamientos sobre las pocas luces de algunos usuarios de la vía, cuando nos encontramos a alguien en la carretera para que aflojáramos el ritmo. Al parar, nos encontramos con un compañero sangrando. Había tenido un accidente con su moto, pero a él se le veía de una pieza. Uno de nuestros compañeros lo reconoció, ya que era de su pueblo, y por la tarde nos informó que estaba bien. Nos alegramos.
Con un ritmo más sosegado llegamos a Constantina, donde repusimos fuerzas con una buena tostada mientras esperábamos a Israel, que llegó cuando estábamos a punto de marcharnos. Salimos de Constantina en dirección San Nicolás del Puerto-Cazalla de la Sierra, y cuando se bifurca la carretera continuamos hacia Cazalla por la vieja carretera de la estación de tren. Estrecha, pero con buen asfalto, toda teñida con los colores de la primavera y con auténticos túneles formados por las copas de los árboles.
Desde la estación, el ancho de la calzada se amplía un poco más y comenzamos una ascensión hasta llegar al pueblo enlazando un buen puñado de curvas.
Siguiendo la travesía encontramos la carretera que conduce al Pedroso, pero antes de continuar nuestro itinerario, Pedro nos recomendó acercarnos hasta la Ermita del Monte (siglo XVIII), que está indicada en la rotonda. Le hicimos caso y fue un acierto: bonito recorrido hasta llegar a la ermita, ubicada en un entorno que sobrecoge. El techo y el retablo fueron los elementos que más llamaron mi atención.
Tras las fotos de rigor, volvimos hacia Cazalla para tomar la carretera de El Pedroso.
En esta ocasión, en lugar de bajar a la Vega del Guadalquivir por El Pedroso, enfilamos nuestros pasos hacia Constantina, ya que la idea era volver a pasar por Lora, ya que me tenían que dejar una cosilla para pasar la ITV. Cervecita en una terraza, abrazos, recogemos las cosas en casa de Pedro, y comienzo el regreso con la gente de Fuentes.
Una mañana estupenda, con la Sierra Norte a rebosar de motoristas, engalanada con los colores que le ha regalado la primavera, y como siempre, sus estupendas carreteras para rodar en moto.
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Nos vemos en la carretera