miércoles, 11 de mayo de 2016
FIN DE SEMANA POR LAS ALPUJARRAS GRANADINAS
Llevábamos desde principios de año deseando echar un fin de semana por las Alpujarras granadinas. Algunos miembros del grupo no las conocían y otros, hacía tiempo que no rodábamos por allí. Pero por las inclemencias del tiempo y por los consejos de algunos amigos que nos decían que estaban padeciendo muchas heladas por la zona, desestimamos ir hasta que el tiempo mejorase. Para el puente del 1 de mayo las predicciones eran buenas y la ocasión se presentaba cojonuda. Pero claro, no a todos les iba bien pues ya se sabe que el mes de mayo es un mes complicado con el tema de comuniones y otras celebraciones, así que se descolgaban de esta ruta varios de nuestros incondicionales. Nuestro colega Manolo "El Gitano", se encargó de pillar el hotel; 50 euros con derecho a desayuno y parking; cuatro habitaciones dobles y una simple.
El día antes de salir, nos avisa Miguel que iba poder acompañarnos parte del camino y que luego se volvía, así que a la hora acordada nos encontramos todos en el punto de reunión y enfilamos nuestras monturas hacia Granada, para desde allí llegar a Lanjarón que sería nuestro campamento base. Del camino por autovía no hay que reseñar nada: monótono, aburrido y constante. Al llegar al desvío de Lanjarón cambia la cosa. Este pequeño tramo de kilómetros se hace muy ameno y divertido, siendo un preludio de lo que nos encontraremos en el camino. Al llegar al hotel nos llevamos una gran sorpresa: ¡El hotel está de p...madre! Lástima que no pudiéramos utilizar la piscina por estar fuera de temporada. Para colmo, Miguel nos confiesa que se le había jodido el compromiso familiar y que se quedaba con nosotros el fin de semana. ¡Cojonudo!. Dejamos los bártulos en las habitaciones y salimos "escopeteados" para el el Barranco de Poqueira, ya que la idea era comer en Pampaneira y visitar por la tarde Capileira antes de volver al campamento base.
Cuando suba el vídeo de este paseo hasta Pampaneira entenderás que te diga que todos llevábamos una sonrisa que nos llegaba de oreja a oreja. Preciosa carretera, magníficas estampas de postal y un trazado sinuoso y divertido. Y te puedo asegurar que los vídeos no hacen justicia a lo mucho que se disfruta esta carretera.
Tras comer en "Casa Julio" (lugar habitual en nuestras incursiones alpujarreñas), salimos a pasear por este bonito pueblo; a mi gusto el más bonito de los tres situados en el barranco. Vimos que se acercaba una nube amenazante pero no le echamos mucha cuenta ya que las predicciones no daban agua. Tras el paseo por las calles de Pampaneira, subimos hasta Capileira. Cuando llegamos a la localidad el día se había cerrado por completo. No es que tuviéramos encima una nube negra.... Es que nosotros estábamos dentro de la nube. Era como si estuvieses en un local donde todo el mundo fuma y el humo te rodea, sólo que sin malos olores.
Cafelito, paseo y vamos que nos vamos...pero antes, visita a uno de mis lugares preferidos. Muy cerca del cruce para subir a Bubión y Capileira, hay un mirador con unas piedras desafiando la ley de la gravedad. No nos podíamos venir sin una foto, así que hicimos una pequeña parada antes de realizar el regreso, aunque en esta ocasión las vistas no lucieron a causa de las nubes.
Al llegar al hotel, cada oveja a su habitación a pegarse una duchita y nos vemos en el hall del hotel. Como esta gente son unos "tardones", me acerqué con Flori hasta el mirador del castillo. Aún le queda un buen rato de trabajo para restaurarlo, pero al menos no tiene un aspecto tan lamentable como el que tenía la primera vez que lo vi hace 10 años. Salimos a cenar y después de un buen paseo nos vemos obligados a volver a los locales que hay en frente de nuestro hotel. Después de esperar un poco conseguimos un par de mesas y nos sentamos a cenar. Buena cena, buena compañía, buenos caldos y un rato de los más agradable. Viendo que había poco ambiente por la calle, decidimos tocar retirada e irnos a dormir. Al día siguiente tocaban un buen montón de kilómetros.
Los que no somos de dormir mucho, quedamos temprano para darnos una vuelta por Lanjarón y pasear un poco antes de ir a desayunar. En el camino nos encontramos con Miguel, que ya llevaba un rato levantado. Tras el paseo nos encontramos con el resto de la expedición y nos dirigimos al comedor del hotel para el desayuno... Yo creo que nos dieron de desayuno para tres días por lo menos: zumo, café, bollería, tostadas y churros.... ¿Y ahora quién se monta en la moto? Por si te interesa, te diré que el hotel se llama Miramar Lanjarón. La oferta hotelera es amplia, así que no deberías tener problemas para encontrar habitación si vas en primavera. En verano la cosa cambia.
El plan para el camino de vuelta, es volver hasta Órgiva (en este tramo tuvimos algunos problemas con unos ciclistas que iban como locos por la carretera), y desde allí, tomar la A-348 en dirección Ujíjar, rodando entre Sierra Nevada y la Sierra de Contraviesa: ¡ESPECTACULAR!
En Ujíjar hicimos una parada técnica para coger fuerzas y desde allí nos encaminamos hacia Laroles, donde comenzaríamos a subir el Puerto de la Ragua (2000m) para acceder a La Calahorra, donde nos dimos un buen homenaje para reponer fuerzas.
Desde La Calahorra hay poco más que contar. Viendo la hora y los kilómetros que nos quedaban decidimos acceder a la autovía y tirar millas, sin prisa pero sin pausas. Es una forma de hablar, ya que nos tragamos dos paradas técnicas. Yo no sé que es lo que tiene la autovía pero me cansa mucho más que una carretera de sierra con mil curvas. Al final, todos llegamos sin ningún incidente a casa, teniendo el recuerdo de otro gran fin de semana por lugares magníficos y habiendo disfrutado de la compañía de personas con las que compartes esta pasión.
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NOS VEMOS EN LA CARRETERA
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