viernes, 31 de agosto de 2012

POR TIERRAS LEONESAS Y EXTREMEÑAS (Capítulo IV)

Ya estamos a jueves y hemos sobrepasado el ecuador de nuestra semana de vacaciones. Hoy al mirar por la ventana no tengo las mismas vistas que los días anteriores ya que lo único que veo es la gran pared de las antiguas murallas de la ciudad. Hoy nos toca internarnos por los famosos valles de Extremadura, así que a las 9:00 ya estamos dando un paseo por el Barrio de los Caballeros en el casco histórico, que lo tenemos a dos pasos, para pegarnos un buen desayuno antes de comenzar la ruta del día. Tras un desayuno en condiciones en una acogedora plaza céntrica rodeada de palacios e iglesias, visitamos la iglesia de San Nicolás, donde el capellán, por el precio de 1€ por persona nos estuvo explicando todas las particularidades de esta bella iglesia, que conserva una de las dos pilas bautismales en las que aún se hacen bautizos por inmersión. Desde aquí, nos acercamos hasta el Parador de Turismo, que nos habían aconsejado visitar, por encontrarse en un antiguo palacio y poder recorrer las estancias comunes. El patio enclaustrado era una pasada, al igual que los jardines con la piscina...Lástima no ser ricos.
Sobre las 11:30 salimos de las murallas y abandonamos la ciudad por la N-110 en dirección Ávila, para rodar durante algunos kilómetros por el Valle del Jerte. No recordaba esta carretera así cuando la pasé en el 2000. Ahora es casi una autovía sólo que de un carril y cuando la pasé entonces parecía la carretera de La Jara, aunque sin tantas curvas. No nos adentramos mucho en el valle, ya que sólo rodamos durante unos 15 kms junto al río Jerte, desviándonos a nuestra derecha en dirección al Puerto de Piornal. ¡Menuda maravilla!. El asfalto debe ser reciente ya que está en unas condiciones óptimas, el ancho es considerable y el trazado es simplemente espectacular, rodeando por miles de cerezos vestidos con un color verde muy vivo. ¡Debe ser todo un espectáculo en primavera con los cerezos en flor! Una vez que subimos hasta Piornal, que estaba en fiestas, tocaba descender del puerto hasta nuestro primer destino del día: Garganta la Olla. Aquí la carretera cambió de forma radical. Se volvió estrecha, un tanto más rugosa y mucho más revirada, internándose en medio de un bosque frondoso que sólo nos dejó contemplar el valle de la Vera una vez que fuimos acercándonos a la localidad. Como iba siendo costumbre, procuramos aparcar las motos en el centro del pueblo: una plaza muy concurrida llena de gentes que sorprendieron al ver estas motos tan ruidosas. Tras el refrigerio en una de las terrazas, donde probamos el peculiar vino de pitarra ("el que lo bebe la agarra"; dicho popular) nos dimos una vuelta por sus calles y plazas disfrutando de todos sus atractivos y peculiares balcones de madera, descubriendo el pasado glorioso de nuestro amigo Manolo y su familia Carvajal. Una señora mayor se ofreció a enseñarnos la iglesia de la localidad y a explicarnos un poco su historia. La sorpresa fue cuando nos dijo que se cobraba 1€ por persona para el mantenimiento de la iglesia y nos exigió otro tanto por su labor de guía...jajaja. No me extraña que tuviera tanto interés en que todos los que estábamos por los alrededores entráramos a verla.
Continuando nuestro itinerario hacia el valle nos encontramos otra de las paradas previstas: el monasterio de Yuste. Un edificio de grandes proporciones y sobrio en el que el emperador Carlos I de España y V de Alemania pasó en retiro sus últimos días. Por la visita nos soplaron 9€, pero lo que nos calló peor es que poco después nos informaron en la oficina de turismo de Plasencia que los miércoles y los jueves por la tarde a partir de las 17:00 la visita es gratis. Faltaba poco más de una hora y media y no nos dijeron nada para sacarnos los cuartos los muy m..... Bueno ya lo sabéis vosotros para no caer en ese fallo.
Tras la visita bajamos hasta el valle al pueblo de Cuacos de Yuste, donde volvimos a adentrarnos hasta la plaza principal para comer en una taberna bajo sus soportales de madera. A pesar de era tarde y estaban cerrando la cocina se ofrecieron a regañadientes a prepararnos una ensalada y unos bocadillos que saciaron nuestra hambre. Allí conocimos a un señor que nos recomendó que nos acercáramos hasta Losar de la Vera para darnos un baño en la garganta de Cuartos así que después de comer y dar una vuelta por la localidad y visitar la casa de D. Juan de Austria, hijo bastardo de Carlos I, (¡cuánta historia hemos aprendido!) tomamos la EX-203 que recorre todo el valle y nos dirigimos hacia Jarandilla de la Vera, de donde nos habían aconsejado visitar el parador de turismo que se encuentra en un antiguo castillo de los Condes de Oropesa. Tras la fugaz visita continuamos hacia Losar y a unos 3 kms encontramos la garganta de Cuartos, que estaba hasta "la bola" de gente bañándose bajo el antiguo puente romano del que algunos locos saltaban haciendo cabriolas en el aire a pesar de la prohibición. El lugar era muy guapo pero está demasiado explotado con un montón de chiringuitos en los alrededores. Eché de menos los baños en las anteriores piscinas naturales. Manolo se fijó que al salir de Losar había un bar con una moto colgada en su terraza así que decidimos parar para ver qué era, una vez que comenzáramos el regreso hacia Plasencia.
Desgraciadamente estábamos tan a gusto que salimos tarde del baño y cuando pasamos junto al bar-restaurante Pelíkano sólo nos dio tiempo a hacer una foto a la moto que tenían colgada. Su dueño se acercó hasta nosotros para invitarnos a entrar y a enseñarnos la colección de motos que tenía, pero declinando la oferta y con la promesa de pararnos la próxima vez que pasemos por aquí, tuvimos que proseguir nuestro camino de regreso a Plasencia. Como las motos no iban cargadas, la carretera era una maravilla y la mayor parte de las curvas eran rápidas, fuimos a buen ritmo y llegamos sobre las 21:30 al hostal, donde nos encontramos por la calle a unos músicos tocando música tradicional como reclamo para el festival folk. Fueron ellos los que nos recomendaron que no nos perdiéramos el concierto de Gwendal: un grupo francés que hace música celta. Tras la cena a base de tapas de la tierra regadas con diferentes tipos de vino de pitarra en el mesón de "la Pitarra del Gordo", nos encaminamos hacia una de las murallas de la ciudad, que era donde se celebraba el festival. Allí, entre multitud de todo tipo de personas de diversas edades y condición, disfrutamos de un concierto que nos hizo saltar y bailar al ritmo de un virtuoso violinista y un fenomenal flautista hasta las 2:00 de la madrugada.
Recordando todo lo que habíamos visto durante el día nos quedó el mal sabor de boca de no habernos acordado del cementerio de los alemanes cerca del Monasterio de Yuste, pero eso es otra excusa perfecta para volver a esta estupenda tierra llena de contrastes.
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jueves, 30 de agosto de 2012

POR TIERRAS LEONESAS Y EXTREMEÑAS (Capítulo III)

Amanece el tercer día de nuestra ruta en La Alberca. Al sentir la claridad entrar por el balcón de mi habitación me levanto para echar un vistazo a las motos, que una vez más duermen al raso bajo nuestras ventanas. Es temprano y aún no se ve a nadie caminar por las calles, a excepción de algunos comerciantes que se dirigen hacia sus negocios para ir abriendo sus puertas esperando la llegada de los cientos de viajeros que llegan a esta localidad casi a diario. Me vuelvo a meter en la cama y me relajo durante una hora más o menos hasta que suena el despertador. A las 9:30 nos vemos en la puerta del hostal con Manolo y Paqui y nos vamos a caminar por las calles empedradas de La Alberca. Aún no hay demasiada gente en las calles, a excepción de algunas personas mayores y algunos comerciantes que ya están en las puertas de sus negocios invitando a los viajeros a pasar a ver sus productos. En el aire se respira el aroma de los secaderos de jamón y de las tiendas de embutidos, que nos hacen desear más aún un café y una tostada. Al llegar a la Plaza nos encontramos con el cerdo de la tradición de este pueblo echado en una de las esquinas, sin inmutarse por la presencia de los turistas que nos acercamos hasta él para echarnos una foto. Si la plaza tenía un aspecto sorprendente ayer por la noche, aún lo es más durante el día, contrastando a la luz del sol el color del granito con las maderas y las flores que engalanan muchos de sus balcones. Decidimos desayunar en una de las muchas tascas que se encuentran en la plaza bajo sus soportales de madera apoyados en columnas adornadas con diferentes capiteles. Por fin pan de pueblo, con aceite aceptable y buen jamón. Y debía ser bueno porque nos clavaron por los cuatro desayunos 20€. Con el estómago lleno nos dimos una vuelta por las calles de este singular pueblo que llega a triplicar su población en verano disfrutando de sus fachadas y rincones. Nos acercamos hasta la Iglesia de Ntra Sra. de las Asunción del siglo XVIII y tras visitar su interior y avisar al capellán de que había una señora dentro de una de las capillas rezando (si no la deja dentro encerrada) nos hicimos la típica foto con el cerdo de piedra que se encuentra en uno de los laterales de la iglesia. Sobre las 11:00 más o menos volvimos a cargar las motos, a echarle un poco de aceite a la de Manolo y nos despedimos del cerdo que se acercó hasta la puerta del hostal para vernos marchar; ¿estará acostumbrado a la gente que ni se inmutó cuando arrancamos las motos?. Comenzamos a rodar de nuevo por bosques de altos árboles en dirección sur buscando la localidad de Sotoserrano donde debíamos tomar el desvío hacia nuestra próxima visita. Este tramo fue genial por el trazado de la carretera y por el buen estado del firme. Al salir de Sotoserrano tomamos el desvío de Béjar y al cruzar sobre un antiguo puente el río Alagón nos desviamos hacia la derecha en dirección Valdelagave. Aquí empezó un suplicio para las motos y nosotros. Este tramo era muy rugoso y con baches ocasionales y al ir con las motos tan cargadas cada vez que topábamos con uno el impacto iba directo a nuestras espaldas. Pasando Valdelagave comenzamos a rodar junto a una profunda garganta que nos acompañó hasta que volvimos a internarnos en unos bosque que tapaban la luz del sol. El paisaje era soberbio pero no pudimos disfrutarlo porque no podíamos quitar los ojos de la carretera. Una vez pasada la localidad de Lagunilla tomamos el desvío de Montemallor del Río que era el pueblo que íbamos buscando. Sólo había que rodar durante 6 kms, pero que largos se hicieron, ya que el estado de la calzada empeoró y con los claro-oscuros que se formaban entre los árboles no podíamos ver bien los baches y tomamos varios de ellos con el susto de reventar una rueda, sobre todo Manolo que llevaba todo el peso de la carga atrás.
Una vez llegados al pueblo nos dirigimos hacia la parte alta, donde sabíamos que había un castillo. La parte antigua del pueblo era parecida a tantos otros pueblos de los que ya habíamos visitado con las construcciones típicas de la zona, alternando el barro, la piedra y la madera. Al llegar arriba nos encontramos con una fortaleza impresionante, que pudimos visitar con guía por 3€ por persona y así enterarnos de las peculiaridades del castillo, como la escalera que había dentro de la chimenea para escapar en caso de asedio. Al salir, un vistazo a la iglesia del siglo XIII de estilo románico-gótico y a comer, que ya era hora. Durante la comida nos recomendaron que nos diéramos un baño en el río Cuerpo de Hombre, bajo el puente de piedra del siglo XVIII que hay a la entrada de la localidad. Y así lo hicimos. Creo que fue uno de los momentos más relajantes de todo el viaje. Durante una hora estuvimos bañándonos en este río que ya habíamos cruzado en alguna ocasión en el anterior día cerca de Béjar, o bien estábamos tumbados a la sombra escuchando el agua correr y dejando pasar el tiempo.
Poco después de abandonar la localidad, enlazamos con la N-630 (Ruta de la Plata) y pusimos dirección a Plasencia, haciendo una parada en la localidad de Hervás, ya que son muchos los amigos que me han aconsejado visitar el museo de motos clásicas que hay en esta población y que pertenece a un particular. Después de perdernos un poco antes de encontrarlo, llegamos por fin y nos encontramos unas instalaciones muy cuidadas acondicionadas con microclima en su exterior para sofocar el calor. Mientras la chicas se quedaron al fresco de la terraza tomando un refrigerio, Manolo y yo pagamos los 10€ "por barba" que vale la entrada y nos dedicamos durante algo más de una hora a visitar los 8 pabellones, donde encontramos motos clásicas (derbis, montesas, bultacos, ducatis, H-D flatead, BSA, Nortons,...), coches antiguos (cadillacs, pontiacs, camaros,...), coches de caballos, carritos de bebes (algunos de 1900), coches fúnebres,... En fin:¡Una pasada!. Tras un corto paseo por el barrio judío de la localidad y un par de cervezas en una de las tabernas (nosotros hacemos caso a la DGT en lo de refrigerarse durante un viaje) proseguimos nuestro viaje hacia el sur en busca de Plasencia. Como se iba haciendo tarde y nos quedaban unos 30kms, decidimos coger la autovía para llegar antes de que oscureciese ya que había que buscar alojamiento para dos noches. Al llegar a Plasencia entramos en la Plaza Mayor, junto al ayuntamiento llamando la atención de todos los que por allí andaban, incluso de los municipales que vinieron a decirnos que allí no se podía aparcar. Cuando les dijimos que sería sólo mientras buscábamos un lugar para dormir nos aconsejaron que mirásemos en el hostal La Muralla, que quedaba muy cerca. Dicho y hecho. A tan sólo 200 metros de la Plaza Mayor, junto a las murallas y a 10 metros de una de las puertas de la ciudad encontramos habitación para dos noches y además nos ofrecieron guardar las motos en una cochera cercana sin coste alguno. ¡Qué chollo!. Tras dejar las motos guardadas y una buena ducha, ya estábamos listos para cenar y dar una vuelta por la ciudad. Aposentados en una de las terrazas de la plaza dimos cuenta de una buena cena con regada con vino de la tierra. Una pareja que nos escuchó hablar de los planes que teníamos para la ruta del jueves por el valle de la Vera nos aconsejó sobre lo que no debíamos perdernos, los mejores pueblos para visitar y por supuesto de las maravillas de Plasencia, informándonos que el jueves por la noche empezaba el festival de música folk de Plasencia que tenía lugar en una de las murallas. Tras un agradable paseo para bajar la cena y conocer un poco mejor el casco histórico de la ciudad decidimos irnos a la cama ya el cansancio acumulado empezaba a hacer mella.

miércoles, 29 de agosto de 2012

POR TIERRAS EXTREMEÑAS Y LEONESAS (Capítulo II)

Amanece el segundo día de nuestro periplo por tierras leonesas. Suena el despertador a las 8:30 y me acerco a la ventana para contemplar las vistas de la sierra. Junto a mi, en la ventana de su habitación me encuentro a mi vecino Manolo contemplando lo mismo que yo. Una mirada de complicidad y una sonrisa al imaginarnos las carreteras y los paisajes que nos esperan en el día de hoy. A las 9:00 ya están las motos otra vez cargadas y nos ponemos en marcha con la idea de desayunar en el siguiente pueblo: Mombeltrán, que nos recibe con la imagen de su imponente castillo. Tras un desayuno no demasiado bueno (se ve que aquí no conocen el pan-pan para las tostadas y utilizan el pan de molde), nos disponemos a subir el puerto del Pico por la N-502. No es lo que me esperaba. Me imaginaba una carretera ratonera y estrecha de esas que no te dejan pasar de 60 kms/h y sin embargo me encontré con una carretera ancha de curvas rápidas y de buen asfalto que me hizo acordarme de un miembro del grupo en especial, que estoy seguro que lo hubiese subido como una exhalación. A mitad de la subida hicimos un par de paradas: una para contemplar la calzada romana por la que había mucha gente subiendo a pie el puerto y otra para mirar el nivel de aceite de la moto de Manolo que parecía que estaba tragando más de lo normal....Si. Has leído bien. He dicho la moto de Manolo, que todos los pájaros comen trigo y la culpa siempre al gorrión jajaja.
Una vez bajado el puerto, giramos a nuestra izquierda por la AV-941 en dirección al Parador de Gredos y el Barco de Ávila. Otra sorpresa. Al ser una carretera que discurre por toda la sierra de Gredos me esperaba una carretera lenta y de firme irregular, pero no. Aunque si era un poco más estrecha que la N-502 y tenía un buen montón de curvas, permitía ir a un buen ritmo para divertirse con la moto rodando a veces por grandes bosques y atravesando bellos pueblos serranos así como el Parador de Gredos, que tenía los alrededores plagados de turistas. Nosotros continuamos rodando hasta la localidad de El Barco de Ávila, una antigua ciudad fortificada que aún mantiene parte de sus murallas, viejos puentes románicos y un castillo. Parada técnica para repostar e hidratarnos que para eso lo aconseja la DGT. Por estos lares también es típico lo de echar un pincho con la bebida así que dimos buena cuenta de el.
Por carreteras menos boscosas llegamos hasta Béjar, donde nos internamos hasta su casco histórico y visitamos una de sus iglesias más antiguas, en la que encontramos un santo vestido de traje y corbata....¡En serio! ¡De traje y corbata! Como apretaba la calor decidimos entrar en un restaurante con menú para almorzar con aire acondicionado y la verdad es que por 10€ por cabeza nos pegamos una buena "pechá" a base de estofado de ternera principalmente. Aquí yo estaba un poco mosca porque empezó a fallarme el cambio, aunque al volver a coger la moto parecía que todo iba bien.
Decidimos acercarnos hasta el pintoresco pueblo de Candelario para tomarnos el café y fue un acierto, ya que el pueblo guarda la forma tradicional y perduran en su casco histórico muchas casas de aspecto medieval. 
Dejando atrás Béjar en dirección Ciudad Rodrigo por la SA-220 las vistas de la localidad colgada de la garganta me recordaban en cierto modo a Arcos de la Frontera. Desde aquí comenzamos a subir por la sierra entrando en una zona muy boscosa donde era habitual encontrar posas y piscinas naturales junto a la carretera. Poco después de entrar en la Sierra de la Peña de Francia nos encontramos con la localidad de Miranda del Castañar, que rivaliza en belleza y antigüedad con La Alberca. Su castillo, situado junto a su plaza de toros rectangular, que hace las veces de aparcamiento mientras no se le da uso, nos da paso para franquear las antiguas puertas y dejarnos entrar en sus calles, que nos transportan siglos atrás. Paseando por la calle principal nos encontramos con el "Tío Felipe", que tuvo la cortesía de contarnos muchas cosas interesantes sobre la localidad y su historia. Cuando nos dijo que tenía casi 99 años nos quedamos impresionados con su memoria y sus conocimientos. Tras la caminata una cervecita fresquita en una tasca con apariencia medieval donde el camarero era un experto en el tema de la miel y nos dio una charla de lo más interesante. Saliendo de Miranda nos adentramos en un frondoso bosque de árboles altos y espigados de un verde intenso que hacía disfrutar todos los sentidos; y ante nosotros, casi sin esperarlo apareció La Alberca. No venía desde el 2007 y a pesar de haber estado ya aquí volvió a impresionarme y encantarme. No tuvimos problemas para encontrar el Hostal La Alberca, ya que está en una de las principales plazas y una vez que descargamos las motos y las dejamos encadenadas en la misma plaza, procedimos a darnos una ducha fresca y salir a dar una vuelta por el pueblo, que estaba "petado" de peña. Una buena cena con productos de la tierra en la Plaza Mayor y un cubatita para hacer la digestión. Mañana visitaremos el pueblo en condiciones antes de proseguir nuestro viaje.
Por cierto, si te preguntas qué tipo de música es esta, te diré que una de las noches acudimos durante el Festival Folk de Plasencia a un concierto de música celta de un grupo llamado Gwendal y nos gustó tanto que estoy poniendo su música a los vídeos,

martes, 28 de agosto de 2012

POR TIERRAS LEONESAS Y EXTREMEÑAS (Capítulo I)

Son las 5:24 de la madrugada del lunes 20 de agosto y todavía falta una hora para que suene el despertador. Después de varios meses desde que comenzamos a hablar de irnos una semana en moto por el centro de la Península, por fin ha llegado el día. Han sido semanas de preparación de la ruta, de buscar información de las mejores carreteras, de los mejores itinerarios y de aquellos lugares que merecen una parada en el camino o dedicarles más tiempo. Las 5:48. El reloj parece que no corre...¡Suena yaaaa!. Por fin a las 6:30 se disparan todas las alarmas y salgo de la cama como un resorte. Flori se da prisa en prepararse ya que sabe que estoy deseando salir y no quiero llegar tarde al punto de reunión en Écija con Manolo y Paqui, que vienen desde Gilena. Mientras voy saliendo desde Lantejuela voy pensando en los kilómetros que nos esperan, si tendremos algún contratiempo en la carretera o con la meteorología y me asaltan las dudas si la moto aguantará toda la semana... En fin; si me quedo en casa es como no lo sabré nunca.
Con puntualidad casi inglesa salimos a las 8.00 desde Écija por la A-4 en dirección Córdoba con poco tráfico y buen ritmo haciendo una pequeña parada en La Carlota...(A tomar café, no seáis mal pensados). Dejando atrás Córdoba comenzamos a ascender por la N-432 en dirección Badajoz para buscar la N-502 que asciende hasta Ávila pasando por localidades como Alcaracejos, Almadén, Puerto Rey, Talavera de la Reina y nuestro destino para esta primera etapa: Arenas de San Pedro. Desde que salimos de Córdoba todo fue un auténtico disfrute para rodar en moto; subidas y bajadas, un buen montón de curvas enlazadas para ir inclinando la moto a un lado y a otro sin tener que variar demasiado el ritmo (a excepción de los kilómetros posteriores a Almadén que es más técnico con curvas de 30 y 40 kms/h). El paisaje iba variando continuamente alternando zonas de sierra con dehesas, con campos de cultivo de cereales que este tiempo les daba un aspecto muy árido, zonas boscosas como las que rodeaban al embalse de Cijara o una vez que nos acercábamos a Arenas de San Pedro, a las faldas de la Sierra de Gredos, y zonas mineras como los alrededores de Almadén que no puede esconder su oficio. A nuestro paso, multitud de poblaciones nos contemplaban haciendo gala de las torres románicas de algunas de sus iglesias y de sus fortalezas encaramadas sobre altos cerros para vigilar el paso de los viajeros como las de Sta. Eufemia o Herrera del Duque. Tras varias paradas para repostar y para hidratarnos por el calor sofocante llegamos a Talavera de la Reina atravesando el río Tajo por uno de sus muchos puentes y que nos llevó a las mismas murallas que defendían antaño esta bonita ciudad toledana y de la que me he quedado con ganas de volver para visitarla a conciencia. Eso sí; con menos calor. Desde aquí nos restaban menos de 40 kilómetros hasta llegar a nuestro destino, rodando por una zona muy divertida para la moto a medida que nos acercábamos a la sierra de Gredos. Al encontrar sin problemas el Hostal Avenida y soltar los petates, la bella recepcionista polaca que nos atendió nos recomendó que nos refrescáramos en las piscinas naturales cercanas a la localidad en el Río Pelayo. El solo paseo hasta allí ya hubiese merecido la pena, pero el baño relajante en sus aguas frescas rodeados de un verde bosque que cubría el lugar nos dejó maravillados. Tras volver al hostal y una buena ducha nos fuimos a dar una vuelta por la localidad para conocer un poco sus atractivos (los puentes medievales, el castillo, el palacio,...). Para ser un pueblo de interior, sus calles tenían mucha vida siendo lunes  y después de preguntar por un buen sitio para comer, dirigimos nuestros pasos desde las murallas del castillo, donde dejamos aparcadas las motos, hasta una agradable plazuela donde dimos buena cuenta de una riquísima cena regada con cerveza mahou. Como el calor del día había hecho mella y la jornada había sido larga decidimos irnos a dormir a medianoche ya que al día siguiente nos quedaba otro buen puñado de kilómetros hasta nuestro segundo destino: La Alberca, en la provincia de Salamanca. Con las motos aparcadas bajo nuestras ventanas y con las vistas de la sierra de Gredos no tardamos en quedarnos dormidos.
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sábado, 18 de agosto de 2012

UNA CAPILLA SIXTINA EN EL SUR DE BADAJOZ

Cuando llegué el domingo pasado de la ruta que nos pegamos por Espera le comenté a la "parienta" que ya dejaría la moto parada hasta que llegara el día en el que partiríamos para nuestras vacaciones por el norte de Extremadura, y del mismo modo así se lo comuniqué a mi compañero de viaje que me preguntó si saldríamos durante esta semana para curtir un poco el culo antes de nuestro pequeño tour. Pero la carne es débil. El martes por la tarde me comentó Jesús "Fraskily" que había quedado con "Pigne" para dar una vuelta por la Sierra Norte con intención de almorzar por alguna de sus ventas, lo que me dio la idea de acompañarlos hasta Alanis y después seguir en solitario hasta La Mina de la Jayona para visitarla en condiciones. Mientras quedaba con él, Luisiyo mandándome un Wassaph para decirme que no trabajaba el día de la Virgen de Agosto y que si íbamos a alguna parte, En menos de 10 minutos estaba avisada toda la peña para volver a rodar por las carreteras de la Sierra Norte, y al día siguiente a las 9:00 am estábamos 5 motos dispuestas a salir a rodar, pensando que al final nos separaríamos ya que algunos íbamos con intención de volvernos para comer en casa. Al llegar a Alanís, que se suponía que sería el punto de división decidimos que seguiríamos juntos ya que hacía tiempo que no rodábamos en grupo y había ganas de echar el día, así que tras ver que para el fin de semana del 1-2 de septiembre se celebran en Alanís sus jornadas medievales seguimos nuestro camino hacia Fuente del Arco (Badajoz). Allí tomaríamos nuestro desvío hacia La Mina de la Jayona, rodando por una carretera llena de curvas, desniveles, pero sobre todo muchos agujeros y baches del tamaño de balones de baloncesto, lo que nos hizo tomarnos el paseo con tranquilidad y entretenidos para no meter las ruedas dentro de ningún bache. Durante el camino vimos la indicación de una ermita pero no le prestamos demasiada atención. Al llegar al parking de la mina, me tocó a mi subir por una gran cuesta hasta la recepción, donde me informaron que las visitas son gratis pero con guía, y que sólo las hacen a las 10:00 y a las 12:00, durando el recorrido una hora y media. Entre que íbamos tarde y que el personal no tenía muchas ganas de andar decidimos posponer la visita para otro día. La recepcionista me invitó a visitar la ermita que habíamos dejado atrás asegurándome que no nos defraudaría. Y así fue. Al llegar al Santuario de Ntra. Sra. del Ara nos encontramos una ermita muy sobria en el exterior que le daba un aspecto muy sobrio, pero al acceder al interior nos encontramos con algo realmente sorprendente. Todo el interior mostraba sus paredes pintadas al fresco, ya fueran las paredes o el techo, con motivos del antiguo y el nuevo testamento. La chica que está en la recepción de la ermita nos informó que el estado de los frescos es tan bueno porque durante varios siglos estuvieron encaladas sus paredes y techo sin que nadie sospechara lo que se encontraba debajo. También nos informó sobre su historia y sobre algunas de las leyendas que pesan sobre este lugar sagrado para muchos devotos.
Una vez concluida la visita y viendo la hora que era, decidimos comer todos juntos por la sierra, siendo el lugar elegido Constantina, no sin antes hacer un alto en Guadalcanal para tomarnos una refrescante cervecita antes de continuar nuestro camino. El día fue ideal para rodar en moto ya que la temperatura fue fresca casi todo el día, sintiendo sólo el calor al volver a los llanos y regresar a Lantejuela, donde nos despedimos del resto de compañeros y cada cual se fue a hacer sus deberes. Yo por lo menos me fui a tomarme un chupito a nuestra sede (Pub Benjumea) donde me refresqué por dentro y por fuera con el aire acondicionado.
Nos vemos en la próxima
Aquí te dejo el enlace con unos vídeos de youtube para ver la ermita y la mina de La Jayona

martes, 14 de agosto de 2012

DE RUTA POR ESPERA


 Para esta última ruta nos hemos juntado los mismos que en la ruta de la semana pasada. Se ve que al "Pilili" no le han asustado los kilómetros ni quedó harto en la anterior. En esta ocasión los kilómetros no han superado los 250 kms de recorrido, convirtíéndose en un agradable paseo en el que la ola de calor ya sólo daba las últimas coleadas y pudimos disfrutar de carreteras con encanto y de la visita a la localidad de Espera. Esta localidad queda muchas veces olvidada y apartada por estar tan cerca de la monumental Arcos de la Frontera, que se lleva toda la atención. Pero esta pequeña localidad de Cádiz también cuenta con numerosos atractivos por los que merece la pena acercarse hasta aquí para disfrutar de sus pequeños tesoros. Cuando llegamos desde la carretera de Las Cabezas de San Juan, lo primero que contemplamos fue el conjunto que destaca sobre la población formado por el castillo de Fatetar (S. XIII-XV) y la Ermita de Santiago (S. XV-XVI). En cuanto entramos en la localidad encaminamos nuestros pasos hasta dicho conjunto teniendo que ascender por empinadas cuestas. En esta ocasión nos encontramos la ermita abierta y pudimos contemplar el patrón de Espera: el Cristo de la Antigua, del siglo XVI y que baja hasta la localidad en procesión durante las fiestas patronales. Allí encontramos una señora al cargo del mantenimiento del conjunto que muy amablemente nos abrió las puertas del castillo y nos invitó a recorrerlo a nuestro aire. Lo primero que llama la atención de esta fortaleza de origen romano pero construida por Abderraman III en el 914 d.C. es su estado de ruinas. A parte de algunos lienzos de murallas, las estructuras que mejor se conservan son el aljibe y la torre del homenaje a la que no se puede acceder. Tras un pequeño paseo y contemplar las vistas desde las murallas, bajamos al pueblo para desayunar pasando por la bonita Iglesia Parroquial de Santa Mª de Gracia (S. XVI-XVIII),  de la que cabe destacar su retablo barroco. Tras el desayuno tomamos el camino de regreso por estrechas carreteras de sierra hasta volver a la Campiña, donde tras unas cervezas de despedida, cada uno siguió su camino hasta su punto de origen.
Nos vemos en la próxima




sábado, 11 de agosto de 2012

VICTORY BOARDWALK 2013

Si hace unos meses la marca americana Victory nos sorprendía con su nuevo modelo para 2013 "Judge" con ese aspecto de moto gamberra, olvidándose un poco de la tendencia de poner ruedas anchas en sus modelos, ahora nos llega un nuevo modelo para completar la gama de cruisers, junto a las Vegas, la High-Ball, la Jackpot y la Hammer: llega la Boardwalk. Una moto pensada para esos bikers a los que les gusta llevar una imagen clásica en sus monturas, con manillares anchos inspirados en los viejos tiempos, guardabarros muy envolventes y llantas de radios de 16" de bandas blancas para acentuar ese aspecto clásico, siguiendo con la tendencia de montar ruedas más bien estrechas atrás si tenemos en cuenta lo que se ha ido montando en las motos de origen en los últimos años. Detrás lleva una 150/80 mientras que delante calza una 130/90. Por lo demás, al igual que el resto de Victorys sigue montando el motor Freedom en V de 1731 cc (106") en su ya habitual bastidor, que aunque a mi me resulta muy elegante y le queda como un guante a muchos de sus modelos, concretamente a la Boardwalk no veo que le favorezca, ya que la línea de la Victorys y sus componentes son demasiado modernos, para integrarlos en una moto de corte clásico, y si no, fíjate en el guardabarros y en la óptica trasera. Actualmente sólo se puede adquirir en los USA y está disponible en dos colores: Solid Black y Solid Pearl White; o lo que es lo mismo: negro y blanco perla por si hay alguien de Cuenca.
Otras novedades para el 2013 ha sido el cambio de logo que llevarán a partir del próximo año todos los modelos en sus depósitos, donde además de la marca se deja bien claro que es un producto americano, tratando de restarle clientela a H-D. Dentro de la campaña publicitaria para este año ha contado con tres bellas Playmates para salir en su nuevo catálogo y en los vídeos promocionales.
El resto de familias de la marca (baggers, touring,...) han sufrido un lavado de cara recibiendo nuevos colores y nuevos complementos para hacerlas más atractivas. Aquí te dejo algunos vídeos para que los disfrutes.
 VÍDEO PROMOCIONAL VICTORY 2013
VÍDEO OFICIAL
PLAYMATES Y VICTORY

martes, 7 de agosto de 2012

POR CARRETERAS OLVIDADAS DE GRANADA

 No hay duda de que en los últimos siglos se han conseguido muchos avances que han facilitado la mida del hombre; la televisión, el móvil, los medios de transporte y las vías públicas. Todos estamos de acuerdo que la construcción de autovías ha mejorado, y mucho, las comunicaciones por vía terrestre y que para aquellos usuarios cuyo objetivo es llegar a su destino en el menor tiempo posible son una bendición. Pero seguro que somos muchos los que también compartimos que una autovía para rodar en moto es una p... mier.... de lo más aburrido. Sin embargo en la sociedad de las prisas en la que vivimos todo el mundo se decanta por uso de las autovías: te permiten ir rápido, son seguras y no tienes que atravesar travesías de localidades que te restan tiempo. Aún recuerdo cuando no existía la A-92 y echaba casi dos horas en el coche familiar de mi padre para ir desde Lantejuela hasta Sevilla, pasando por Marchena, Arahal y Alcalá, con no pocos accidentes que te encontrabas en la carretera. Ahora cuando tengo que ir a Sevilla no tardo ni una hora y sin pasarme con el acelerador. De aquella antigua carretera quedan muy pocos vestigios y al igual que con ésta, ha pasado y está pasando con muchas otras carreteras que hace unos años eran las vías principales para desplazarse por algunas zonas. A nosotros los bikers que huimos de las autovías nos hacen un favor, pues por ejemplo, da gloria rodar por la antigua nacional de la Ruta de la Plata ahora que casi toda la peña se va por la autovía.
Todo este rollo que te acabo de soltar viene como introducción a las dos carreteras por las que hemos rodado este pasado fin de semana algunos customs-bikers por la provincia de Granada. Una de ellas es la carretera que unía y une Granada con Almuñécar pasando por Otívar y la otra es la antigua nacional A-323 que unía Granada con Motril y que ahora está en desuso porque todo el tráfico se deriva a la paralela A-44. Pues bien. El año pasado estando en Francia de vacaciones conocí a un francés que había estado trabajando en Andalucía y me habló de una zona de barranquismo situada entre Almuñécar y Granada que pertenecía al Río Verde. Así que cuando regresé a España cogí un día el coche y me acerqué haciendo un recorrido buscando esta zona. Para mi desgracia me di cuenta que no llevaba preparos y además había que darse una caminata de coj... Así que decidimos seguir nuestro camino hasta la costa: la sorpresa vino cuando comenzamos a rodar entre escarpadas montañas que hacían del paseo una gozada. Por eso llevaba tiempo queriendo bajar en moto por esta carretera y como en esta ocasión unos locos del grupo se apuntaron en esta travesía nos decidimos a bajar por dicha carretera en esta ocasión, pero buscándola llegando desde el Embalse de los Bermejales (hay un tramo que hay que evitar ya que la carretera está en muy mal estado).
En esta ocasión nos juntamos tres customs-bikers y un vecino de José que ha visto recientemente cumplido el sueño de tener una moto. Después de los 500 kilómetros recorridos pensé que no volveríamos a verlo, pero lejos de esto, cuando llegó el momento de despedirse nos contó que estaba encantado con la ruta y que lo esperemos para la próxima.
Tras hacer un poco de turismo por Salobreña y de almorzar en sus costas, nos dirigimos hacia Motril para enlazar con la antigua nacional que sube hasta Granada, haciendo un alto en el Embalse de Béznar, que inunda el valle del Lecrín y en la localidad de Padul donde tomamos café, antes de bajar el puerto del Suspiro del Moro y tomar la carretera de Santa Fe, donde ya enlazamos con la autovía para hacer el regreso un poco más rápidos.
Un día cojonudo, que nos ha hecho disfrutar de nuestras monturas, de una paella junto al mar, que nos ha permitido contemplar impresionantes embalses, preciosas montañas y antiguas huellas de nuestro pasado, y todo ello sin pasar demasiada calor que también es de agradecer.
Nos vemos en la carretera
PRÓXIMAMENTE PODRÁS VER TODA LA DESCRIPCIÓN DE LA RUTA EN http://descubrirandaluciaenmoto.blogspot.com.es/


lunes, 6 de agosto de 2012

DE TAPAS EN ÉCIJA

El miércoles pasado, atraídos por una oferta que habíamos escuchado que había en el Gambrinus nos decidimos a hacer una ruta nocturna a la cercana Écija para tapear en esta famosa cadena de restauración de la cerveza Cruzcampo. La oferta consistía en una barra libre de tapas por poco menos de 3€ y la bebida aparte. Así que desde el lunes empezamos a avisar a la peña para juntarnos mientras más mejor, ya que la idea es tener una excusa para echar un rato con los amigos y disfrutar de momentos como estos. Nos juntamos amigos de Lantejuela, Osuna, El Saucejo y Marchena y salimos desde Lantejuela en procesión (nunca mejor dicho) hasta Écija. Llegados al N-IV bajamos al parking a dejar las motos ya que un "segurata" nos pidió amablemente que quitásemos las motos de la plazoleta de la entrada. No entiendo porqué pues estábamos dando un espectáculo con el cromo resplandeciente de nuestras monturas y fueron muchos curiosos los que se acercaron hasta las motos para contemplarlas.
Una vez que subimos al Gambrinus nos escamó bastante que no hubiese demasiada gente ya que la oferta era sólo válida para los miércoles....Efectivamente cuando preguntamos nos comentaron que la oferta tuvieron que quitarla porque fue una locura las semanas anteriores. En fin; con cerveza en mano y en buena compañía comenzamos a pedir raciones para compartir y pasar un rato agradable.
A eso de las 00:00 aproximadamente, cuando bajamos por las motos nos encontramos que la Vulcan 800 de Mari no quería arrancar, así que rápidamente se llamó al seguro y en menos que canta un gallo la moto estaba subida a la grúa y bien atada para evitar sustos, y es que la experiencia en estos menesteres es un grado.
Nos vemos en la carretera

miércoles, 1 de agosto de 2012

POR LA SIERRA NORTE DE SEVILLA

El pasado domingo nos reunimos unos cuantos amigos para dar una vuelta por la Sierra Norte de Sevilla, por la que ya hacía tiempo que no rodaba en moto. Las premisas eran tomar muchas curvas y estar de vuelta en casa para la hora de comer y así evitar que nos pillaran las horas fuertes de calor subidos en la moto. En esta ocasión nos reunimos en la sede (Pub Benjumea) tres miembros de la Delegación de Lantejuela para esperar a la Delegación de Osuna, que como va siendo costumbre llegó tarde. Obviamente todos se pusieron de acuerdo para echar las culpas al amigo Manolo de la Delegación Sierra Sur. Tras los saludos pertinentes nos pusimos en marcha hacia Fuentes de Andalucía, donde debíamos recoger a Sergio "PowerRanger", que unía a nosotros desde Marchena. No está mal tener una nota de color entre tanto negro. Reunido el grupo al completo, nos encaminamos hacia Palma del Río por la divertida carretera de La Campana, que sigue teniendo un corto espacio levantado por obras en el asfalto. Desde Palma nos fuimos hacia Hornachuelos, que iba a ser nuestra puerta de entrada a la Sierra Norte después de rodar por el PN de Hornachuelos (Hogar del Águila Imperial); de hecho vimos sobrevolar algunos especímenes sobre nuestras cabezas mientras íbamos rodando por la carretera estrecha y serpenteante que nos conduciría hasta Las Navas de la Concepción a través de San Calixto. Como los ma.... estos no paran nunca, no me dio tiempo ni a hacer una paradita para conocer esta pedanía que destaca por la torre blanca de su iglesia entre altos eucaliptos. Tras entrar en la provincia de Sevilla nos llevamos alguna sorpresa porque en algunos puntos las raíces de los pinos empujaban el asfalto hacia arriba y algunos despegamos el culo de los asientos al pisar esos enormes "bolondrones" en medio de la calzada. Al llegar a Las Navas buscamos el bar que se encuentra justo al lado de la fuente de los leones y que es punto de parada de muchos motoristas que se aventuran por aquí.
Después de reponer fuerzas y de contar las anécdotas de lo que llevábamos de ruta enfilamos nuestras monturas hacia Constantina por la "Carretera del Año": 365 curvas en 22 kilómetros que hacen una delicia el paseo entre estas dos localidades por sus paisajes, el buen estado del firme y la gran cantidad de curvas enlazadas que van encontrando a tu paso. Una vez llegados a Constantina sólo tuvimos que comenzar a descender de la sierra hasta los llanos, pero para dar un poco de variedad lo hicimos por la carretera que nos lleva hasta el embalse de José Torán para disfrutar de las imágenes de sus mansas aguas entre los montes y las colinas antes de llegar a Lora del Río.
Como en los llanos hacía más calor y la DGT nos recomienda que bebamos mucho líquido para no perder la concentración, nos paramos en La Vía de Fuentes para tomarnos unas cervecitas fresquitas, ya que dicen que junto al agua, es de las pocas bebidas que también hidratan...Además, si los monjes las tomaban en los monasterios no puede ser muy mala.
Desde aquí cada mochuelo tiró para su olivo tras un buen día de moto, curvas, risas y buen ambiente.
Nos vemos en la carretera