Este pasado sábado 24 de marzo, surgió la idea de acercarnos hasta el concesionario Harley-Davidson Sevilla, ya que algunos amigos querían ver en vivo la Fat Bob 2018, que según ellos: -"¡Es guapísima!". Yo discrepo, la verdad sea dicha, pero también es verdad que me gusta más un estilo hacia la "vieja escuela".
A pesar del fuerte aire y de tener al amigo "Pegasus" sobre nuestras cabezas mientras rodábamos por la SE-30, llegamos al concesionario sin mayor problema. Al aparcar las motos en la puerta y entrar, nos atendieron los amigos de siempre, con su acostumbrada cordialidad, y nos dejaron montarnos encima de todas los cacharros que había por allí. Los colegas no dejaron de babear con la Fat Bob, pero mi atención se fue hacia una vieja Softail Custom que andaba por allí (¡Qué me gusta este modelo de moto!)
Un poco de conversación, un poco de dinero gastado en alguna chuchería para la moto de alguno de los amigos, algunas fotos, algunos sueños rotos al ver que el dinero no llega y salimos de allí.
Los colegas me convencieron para que fuésemos a comer a la Choza de Manuela, en Bormujos, diciendo que había unas carnes excelentes y que los precios son muy ajustados, así que me dejé convencer y enfilamos nuestras motos hacia allí. Al llegar, me quedo asombrado de la cantidad de peña que hay esperando en la puerta para entrar a los comedores... Los colegas diciendo: - "Tranquilo, que esto va rápido"; antes de que me diera cuenta, ya estábamos acomodados en uno de los cuatro grandes salones y atendidos por una guapa chica.
Todo lo que comimos estaba buenísimo; lástima que por causas personales no pude disfrutar del solomillo de ternera que me pedí, pero los amigos, me dijeron que estaba buenísimo; no iban a dejar que se enfriara.
Salimos de allí y los convenzo para ir al Ruta 66 en Montequinto, para tomar el café, ya que es la fiesta de la Primavera del grupo Rocker de Sevilla: coches americanos customizados, otros no tanto, motos, pin-ups, rockers, música rockabilly poniendo BSO a la fiesta,... todos los ingredientes para disfrutar de esta magnífica fiesta que hay que vivir y disfrutar con amigos.
Pero llegaba la hora de regresar y de volver a luchar contra el aire hasta casa. Por suerte, pillamos el aire de cola y en un rato ya andábamos en nuestros respectivos puntos de salida.
Una buena jornada de motos y coches, aunque no hicimos demasiados kilómetros, pero quedó solucionado con la buena compañía, que eso siempre es algo que ayuda a pasar un buen día de motos.
Nos vemos en la carretera
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