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El frío se resistía a llegar, pero ya está aquí, y parece que viene con fuerza. Segunda ruta con temperaturas gélidas. Al salir de casa, a pesar de llevar capas, que me daban el aspecto del muñeco de Michelín, casi me vuelvo a la cama antes de salir de mi pueblo. Pero como había quedado en recoger a mi compañero Eduardo, que ha sido el único tan loco como yo, como para salir a la carretera con este frío, no lo iba a dejar esperando en la gasolinera. Los demás compañeros tenían asuntos familiares o de trabajo que les han impedido acompañarnos (de la que os habéis librado mam...)
El plan para hoy, era acercarnos hasta el Valle del Genal para conocer unos pueblecitos de los que me habían hablado desde hace tiempo, pero que por una cosa y por otra, siempre los iba dejando de lado. ¿Conoces la carretera que baja desde Ronda hasta Algeciras? ¿Te has fijado en esos pueblos blancos que destacan al otro lado del valle, entre los verdes bosques?
¡¡¡Pues ahí hemos ido!!! Y después de la experiencia, pienso volver en cuanto se pasen los meses de frío, ya que en algunas curvas, con las humedades provocadas por el frío y la umbría que no deja pasar ni un rayo de sol, llevábamos el culo más apretado que el tornillo de un submarino.
Decirte, que la carretera de acceso a estos dos pueblos del valle es una auténtica preciosidad, y que el ambiente otoñal que confería el color de las hojas amarillas y pardas le daban un aspecto de postal. El trazado, te lo puedes imaginar, curvas, curvas y más curvas, estando el asfalto en muy buenas condiciones, salvo por las humedades que te he comentado antes.
Jubrique tiene el encanto de esos pueblos que han conservado el entramado de sus calles de ascendencia árabe, con pasadizos, callejones, casas blancas decoradas con un sinfín de macetas de vivos colores, cuestas que harán retroceder a más de uno, y el ambiente acogedor de sus gentes.
Genalguacil, tiene ese mismo aspecto, pero con la particularidad de que vas encontrando obras de arte modernistas salpicando sus calles y plazas, por lo que convierten a este pueblo en un museo al aire libre.
Ambas localidades son muy frecuentadas por los amantes de las actividades en la Naturaleza; de hecho, hay un sendero que une ambas localidades y que transcurre en algunos tramos, junto al río Genal. Ya estamos dando vueltas a la cabeza para confeccionar una atractiva ruta para conocer estos pueblos y algunos otros de la zona, que harán las delicias de los amantes del turismo en moto.
Por cierto, al bajar al río, antes de llegar a estos pueblos, paramos a comer en el restaurante del camping, que se encuentra junto a la carretera, al lado del puente. Nos animó hacerlo ver el ambiente que había en sus comedores y en su terraza. Nos apalancamos en la barra y pedimos algunas carnes del lugar: bueno, bonito y barato; como a nosotros nos gusta. Casa o Restaurante Juan, creo que se llama.
Nos vemos en la carretera
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