sábado, 22 de agosto de 2015

VACACIONES 2015 (8 y 9 de agosto)

Sábado 8 de agosto. Amanece temprano. Hay muchas cosas que queremos visitar antes de dirigirnos hasta Peñafiel (Valladolid) y a las 8:00 ya están los vehículos fuera del galeón y la factura pagada. El cielo está plomizo y algunas gotas nos caen encima de forma intermitente mientras nos preparamos para salir hacia Calatañazor, que llevaban varios días recomendándonos. Es un pueblo situado a unos 30 kms de El Burgo de Osma por la N-122 ,por lo que intuimos que en 20 minutos estaremos allí para desayunar. El itinerario es muy divertido para rodar en moto a buen ritmo bailando con la moto en las curvas, pero nada más salir a la carretera comenzó a llover con algo más de fuerza. Alguna ventaja debería tener haber venido en coche. Llegamos a Calatañazor y nos encontramos con un pueblo donde parece que el tiempo lleva parado varios siglos. Ha dejado de llover, pero entre el cielo nublado, las rocas y las maderas de las casas oscurecidas por el agua, se respira un tanto de melancolía en el ambiente, a la par que una gran tranquilidad. Nos acercamos al restaurante El Mirador de Almanzor (¿te suena eso de "Calatañazor; donde Almanzor perdió el tambor"?. Por 5€ por persona nos pegamos un desayuno a base de zumo natural, café, tostada en pan de pueblo, mantequilla casera, jamón, queso y bollería casera recién horneada. Con la barriga bien llena, nos dimos un agradable paseo por las estrechas calles porticadas de la localidad hasta llegar a los restos del castillo defendido por uno de sus flancos por un desfiladero habitado por diferentes aves rapaces.
Sin lugar a dudas, un lugar muy recomendable.
Calle principal de Calatañazor


Recuerdo a Almanzor

Castillo de Calatañazor



Murallas de Calatañazor
De regreso a El Burgo de Osma, dejamos los vehículos aparcados junto a la nacional que atraviesa la localidad y regresamos a la Calle Mayor. Allí dedicamos parte de la mañana a visitar el antiguo Hospital de San Agustín, convertido hoy día en la sede de la oficina de turismo, donde también hay una exposición muy interesante sobre el yacimiento romano de la cercana Uxama. Caminando por la bulliciosa calle mayor llegamos a la sorprendente Catedral. Si su exterior nos dejó con la boca abierta, cuando accedimos a su interior y al imponente claustro nos quedamos maravillados ante tanta majestuosidad y belleza. Al salir de la catedral accedimos por una de las antiguas puertas de la muralla a uno de los puentes medievales sobre el río Ucero, desde donde podíamos contemplar el castillo de Osma.
Entrada principal de la Catedral de El Burgo de Osma

Claustro de la Catedral

Interior de la catedral de El Burgo de Osma





Murallas desde uno de los puentes sobre el río Ucero
Mirador de La Galiana
No podíamos dejar esta zona sin acceder primero al mirador sobre el Cañón del Río Lobos, y más aún, sabiendo que sólo había una distancia de unos 15 kms. El itinerario es más bien rectilíneo hasta llegar a la localidad de Ucero. Una vez que sobrepasas el río sobre su antiguo puente bajo la atenta mirada de su castillo, la carretera comienza a serpentear entre los bosques y las montañas, siendo más acusada la pendiente y el trazado a medida que comienzas a subir el puerto de Galiana. En su mirador las vistas del cañón son impresionantes, y asomado a su impresionante tajo te entran ganas de gritar eso de: "¡Soy el rey del Mundo!"
Cañón del Río Lobos


A nuestro paso por la localidad de Ucero

Al salir de El Burgo de Osma, nos dimos cuenta que era ya casi la hora de comer, así que decidimos para a hacerlo en la localidad vecina de San Esteban de Gormaz. Después de marearnos para aparcar buscando el centro, optamos por dejar los vehículos en unos aparcamientos cerca de la oficina de turismo. Preguntamos en varios establecimientos pero se ve que allí solo ponen aperitivos. Si quieres comer te tienes que ir a un restaurante. Preguntando, nos indicaron una venta situada a la entrada de la localidad, detrás de la gasolinera, donde pudimos saciar nuestra hambre, que después de tantas vueltas ya era mucha, aunque, con la caraja del chico que nos atendió, todavía podíamos estar allí pidiendo. Vemos que las horas han pasado más rápidas de la cuenta, aún nos queda un largo camino hasta Peñafiel y cuando lleguemos tenemos que buscar alojamiento y un lugar donde dejar las motos, así que ponemos la directa y nos lanzamos a la N-122 en dirección Valladolid. Por culpa del tiempo decidimos dejar atrás Aranda de Duero. Los kilómetros pasan rápidos, y sobre las 19:00 llegamos a Peñafiel. Al parar en una gasolinera un chico nos conduce a un hostal que nos dice que está muy bien y que es económico, aunque las motos tendrían que dormir en la calle, y está un poco escondida, por lo que nos aventuramos a buscar otro alojamiento. Tras varias indicaciones, llegamos al hostal Pili, situado en la travesía de la localidad y nos ofrece alojamiento y desayuno por 40€. El trato estupendo; las habitaciones prefiero reservarme los comentarios. Dejamos el equipaje en las habitaciones y salimos a explorar el terreno paseando por el centro de la localidad hasta llegar a la Plaza del Coso, desde donde se podía contemplar el castillo en todo su esplendor. Después de unas cañitas, mientras regresamos al hostal para ducharnos, visitamos algunas de las iglesias de la localidad, que nos encontramos abiertas después del horario de misa. Para cenar nos recomiendan una taberna de pinchos y tapas pero resulta que ese fin de semana están de celebración los "quintos" y tienen el local a rebosar, por lo que dirigimos nuestros pasos hacia una sidrería que está en la misma calle y que está atendida por jóvenes y guapas señoritas. Cenamos estupendamente, pero sin lugar a dudas, el postre fue de lo mejor que nos llevamos a la boca. Desde allí nos dirigimos hacia, lo que supuestamente, es la discoteca. No hay ni un alma, así que tranquilamente nos tomamos una copa mientras bromeamos sobre las anécdotas del día.
Domingo 9 de agosto.
A la mañana siguiente, tras el desayuno y despedirnos de nuestro casero, tenemos intención de subir a visitar el castillo, pero nos encontramos que la subida está cortada porque hay un evento ciclista y queda prohibida la subida al monumento más importante de la localidad, ya que la comitiva pasará por allí. Cambio de planes: decidimos acercarnos a visitar las bodegas de Protos, que se encuentran en el interior de la colina del castillo, pero al llegar vemos un cartel en grande que dice que sólo se permite la visita si se ha reservado con anterioridad. ¡A tomar por culo!... Arrancamos las motos y salimos pitando de Peñafiel hacia Sepúlveda por la SG-241.
Plaza del Coso (Peñafiel)

Castillo de Peñafiel


En la puerta de las bodegas de Proto

Llegando a Sepúlveda
Sepúlveda es un bello pueblo medieval de la provincia de Segovia, situada junto al P.N. del Río Duratón. Una vez que atravesamos sus murallas y conseguimos aparcar los vehículos, nos dirigimos a hacia la plaza mayor, para no perder la costumbre de tomarnos un refrigerio con la llegada del mediodía. Tras recobrar fuerzas, nos dejamos embrujar por los encantos de esta vieja localidad perdiéndonos entre sus empedradas calles, buscando rincones con encanto, antes de volver a nuestros vehículos.
Plaza Mayor de Sepúlveda

Una de las puertas de las murallas

Ntra. Sra. de la Peña (Sepúlveda)






 Abandonamos Sepúlveda y nos dirigimos por la SGP-2322 hasta nuestro siguiente destino: Pedraza. Posiblemente la peor carretera que cogemos en todo nuestro viaje. Con un ritmo cansino provocado por el mal estado de la calzada, conseguimos llegar a la turística localidad, que cada fin de semana es asaltada por multitud de madrileños, que se acercan a estas tierras a comer el cochinillo y el lechazo. Mi objetivo es visitar, su castillo, que se encuentra en una explanada, un tanto alejado del resto del casco histórico. La visita es guiada y tiene unos horarios establecidos que pillamos de chiripa. Allí nos enteramos que el castillo pertenece a la familia del pintor Zuluaga (el que salía en los billetes de 500 pts), que lo adquirió por un precio de 13000 pesetas. Unos 78€ actuales. Allí pudimos ver, además de los jardines y las murallas, una exposición permanente de obras del pintor y de otros artistas como el Greco, que se encuentran en la torre del homenaje. Después de la visita, nos dimos un paseo por el resto de la localidad, que bullía de turistas y viendo que los precios eran un tanto elevados para nuestros maltrechos bolsillos después de varios días de viaje, decidimos enfilar nuestros pasos hacia Segovia, con la idea de parar a comer en alguna venta de carretera. Fue una suerte tomar esta decisión, porque nos encontramos a pie de carretera en la localidad de Collado Hermoso la Ta-Berna. Un mesón regentado por Bernabé, que es oriundo de Montellano (Sevilla) y además aficionado a las motos. Nos atendió de maravilla y nos ofreció un cochinillo asado que nos supo a gloria. Con la cercanía de la Sierra de Guadarrama, nos contó que casi todos los fines de semana tenía por allí a muchos aficionados con harleys que venían desde Madrid. Nos recomendó que para hacer noche en Segovia nos acercáramos al hostal Magullo, que nos íbamos a encontrar tal y como entráramos en Segovia por la N-110
Sobran las palabras.
Castillo de Atienza



Castillo de Atienza
Efectivamente, no encontramos ninguna dificultad para encontrar el hostal Magullo. Al llegar a su puerta, se me viene a la cabeza que en mi primer viaje a Segovia con mi vulcan 500, allá por el 2001, también me alojé en este hostal. Queda un poco retirado del centro histórico, pero es confortable y tiene un buen precio. Dejamos rápidamente las cosas en la habitación y salimos a toda pastilla, porque nuestro destino para esta tarde es visitar el palacio de La Granja. Son 9€ acceder al palacio, pero merece la pena. Sencillamente espectacular. Después de un buen rato paseando por las distintas dependencias, nos vamos a pasear por los jardines. Es una pena que las fuentes estén apagadas y no luzcan en todo su esplendor. Con los pies cansados de tanto andar por los jardines, y eso que no vimos ni la mitad de toda su extensión, optamos por salir a las terrazas que se encuentran cerca del palacio para tomarnos un aperitivo antes de volver al hostal. Ducha rápida y nos vamos a los pies del acueducto para cenar. Mañana será otro día
PARA VER TODAS LAS FOTOS PINCHA AQUÍ
En Ta-Berna de Collado Hermoso (Segovia)
La Granja de San Ildefonso

Jardines y fuentes de La Granja




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