jueves, 12 de abril de 2012

SEMANA SANTA 2012


Durante esta Semana Santa 2012, al igual que muchas otras personas, he tenido que cambiar mis planes para para pasar estos días a causa de esa lluvia tan necesaria. De tener preparada una escapada a comienzos de semana para irme con la parienta y la moto a conocer la zona más oriental de Andalucía, he pasado a moverme a menos de 100 kilómetros a la redonda. Lamentable, pero cierto. Al igual que otros años, me he limitado a acercarme a ver el ambiente de localidades como Osuna, Marchena, Paradas, Lantejuela (por supuesto) o Sevilla, que no veas que "coñazo" para aparcar el coche. La próxima vez me voy en moto. Los planes de acercarme a otras localidades que había oído hablar de su Semana Santa se truncaron, pues pasaba de hacer un montón de kilómetros para luego no ver nada.
Pero con la llegada del domingo de Resurrección, el tiempo dio un respiro, y como caracoles que salen al ver al astro rey, los customs-bikers comenzaron a dar señales de vida por el móvil preguntando si se iba a algún lado. Como una de las celebraciones de las que había oído hablar eran las "carreritas de San Juan" en Alcalá del Valle (Cádiz), nos dirigimos hacia esta localidad y a la vecina Setenil de las Bodegas, que también cuenta con una atractiva Semana Santa y dicho de paso es uno de los pueblos con más encanto de la sierra gaditana. Por la mañana en Osuna nos juntamos hasta 7 motos para salir de ruta, encontrándose entre ellos los "cuñaos" Carobe y Manuel, que para una vez que salen no veas si dan calor. En Setenil, tocó tomarnos una cervecita mientras veíamos tocar un par de bandas de música sus marchas al pasar por la Cueva del Sol. El paso de más bikers era constante, y como las motos estaban bien aparcadas nos acercamos hasta la zona antigua que era desde donde salía el paso, con el fin de ver las murallas, la torre y el aljibe de la antigua fortaleza. Algún que otro cobarde se negó a subir hasta arriba del todo achacando que se sacrificaría guardando los cascos de los que sí subimos, y la verdad es que las pendientes son "jodidas", aunque las vistas bien merecen el esfuerzo. Tras el esfuerzo tocaba refrescarse, así que entramos a tomar zumo de cebada mientras hacíamos tiempo para ir a Alcalá a ver la famosa carrerita. Cuando llegamos allí la calle estaba abarrotada de gente, paseando muchas personas con unos dulces típicos que se llaman ornazos. Después de pasar una calor horrorosa durante 30 minutos, San Juan hizo aparición por un extremo de la calle, y tras realizar un movimiento que recordaba un Burn-out tipo dragster antes de salir pitando, comenzó su frenética carrera calle arriba y calle abajo para informar a la Virgen de la resurrección de Cristo. Tras tan singular procesión, encaminamos nuestros pasos a través de la sierra, y volviendo a disfrutar de un buen montón de curvas, hasta Osuna, donde tocó comer antes de llegar a casa para poner punto y final a esta Semana Santa pasada por agua.
Nos vemos en la carretera

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