El pasado fin de semana fue uno de esos que comienzan como a mi me gusta. Desde el jueves ya había algunos colegas que me estaban llamando para concretar el punto de recogida para la ruta del domingo. Las llamadas se fueron sucediendo entre el viernes y el sábado. El plan era salir temprano de Lantejuela, para recoger personal en Osuna, Gilena, La Roda y en la Venta de la Yedra, que sería la primera parada técnica de la ruta. A pesar de las buenas predicciones que daban para el domingo, una vez que nos juntamos en la Roda el grueso del grupo (hasta 8 motos puestas en carretera), comenzamos a ver hacia donde nos dirigíamos unos nubarrones que encapotaban todo el horizonte. Además de las nubes que pillamos a partir de Humilladero, también se unió al grupo un invitado "non grato": el frío. ¡La madre que lo parió! Entre que aún no íbamos la mayoría bien equipados para el frío, las nubes que no dejaban pasar el sol, el aire y la subida a los montes de Málaga, llegamos a la Venta de la Yedra helados. Os juro que si alguien llega a decir que se vuelve para atrás, yo me voy con el. Mientras nos calentábamos en el bar con un café bien caliente y nos replanteábamos la ruta, llegó Rafa desde Córdoba, helado y mojado por una llovizna que le había pillado a la altura de Montilla.
A pesar de las dudas y la incertidumbre en cuanto a seguir el itinerario que había previsto, nos decidimos por continuar hacia delante y adentrarnos en la Axarquía. No habríamos recorrido ni 10 kilómetros cuando por arte de magia las nubes desaparecieron de nuestras cabezas y un radiante sol comenzó a calentar nuestros maltrechos huesos. A partir de aquí el día fue rodado: carreteras divertidas, aunque algunas con algunos tramos bacheados, pueblos de antigua tradición árabe, paisajes espectaculares, risas, bromas (como siempre me tocó ser el blanco de las bromas: menos mal que ya estoy acostumbrado a las tonterías de esa panda de mamones) y algunos tragos de vino de la tierra hechos con pasas, que resucitaban a un muerto y te permitían luchar mejor contra el frío del día, que no nos abandonó en toda la jornada.
A título personal, debo decir que me lo pasé "cojonudo": por un lado por volver a rodar con compañeros con los que hacía ya algún tiempo con los que no me pegaba una ruta; por otro lado porque esta ruta me permitió conocer nuevas carreteras espectaculares en sus vistas y trazados, por las que estoy deseando volver a rodar; y por último por volver a compartir con los colegas un día de motos, en los que pude darme cuenta de la suerte que tengo al estar en este grupo de bikers y por encima de todo, de colegas.
Por cierto, ya se estuvo hablando de repetir otro Tour Ride Free, en primavera.
LIVE TO RIDE
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