lunes, 16 de mayo de 2011

TRAS LOS PASOS DE COLÓN

Os prometo que este fin de semana no tenía pensamiento de coger la moto. Además de llevar unos cuantos fines de semana a piñón, quería reservar la rueda trasera porque comienza a ponerse lisa y la ITV la tengo que pasar a finales de mes. Pero uno, nunca puede hacer planes.... el viernes por la tarde me llamó Rafa: -"Oye, que el domingo estoy de guardia y he llamado para saber si alguno tenía intención de salir con la moto este sábado, que me apetece salir"
Se puede decir más alto, pero más claro no; me estaba obligando a salir con la moto, y ante esa insistencia ¿qué puede hacer uno?; -"Niñaaaa, que mañana salgo con Rafa con la moto! Si, ya sé que te dije que no iba a salir, pero es que me ha puesto entre la espada y la pared". Menos mal que mi parienta es un tesoro y lo único que dijo después de suspirar fue que tuviera cuidado, que de todas formas ella tenía que estudiar.
En fin, a las 8:30 con puntualidad inglesa, llegamos los dos al cruce de La Campana. Destino: los pueblos colombinos y la costa onubense para comernos unos pescaítos. De este modo, pusimos rumbo a la provincia de Huelva, tratando de circular lejos de las autovías una vez que dejamos atrás Sevilla (¿Hay algo más aburrido que una autovía para rodar en moto?). Rodamos por carreteras más bien rectas, casi durante todo el trayecto, pero disfrutamos del olor a pino de las carreteras, del olor a sal de la costa, visitamos las principales localidades que participaron en los preparativos del viaje que permitiría, al marino genovés, descubrir el Nuevo Mundo y permitir con el tiempo, los viajes de novios a la República Dominicana. Por dichas localidades encontramos multitud de interesante monumentos, tanto de piedras como de carne y hueso, porque no veas como se arreglan las mogareñas para ir a las comuniones (¡Madre del Amor Hermoso!).
En fin, que después de visitar lugares tan emblemáticos como La Rábida, donde vimos desde el puerto las famosas carabelas, pusimos rumbo a Mazagón, donde disfrutamos de una comida a base de pescado y de un cafelito en su puerto deportivo rodeados de lujo. Por cierto, en cuanto aparcamos las motos vino el segurata con su vespa a ver quienes eran los dos individuos vestidos de negro que perturbaban a la manada de pijos que por allí andaban.
No podíamos venirnos de aquellas tierras sin visitar la aldea de El Rocío, así que nos acercamos hasta la famosa ermita para ver a esa pobre Virgen a la que ya mismo van a zarandear como si fuera un tententieso. No les dará "ná"....¡huy, perdón!, que es fervor religioso.
Para terminar ya, sólo diré que fueron para mi algo más de 400 kilómetros, en los que eché unas 13 horas fuera de casa, mientras que para Rafa fue bastante más (la próxima vez habrá que tirar para su tierra). Hoy martes, todavía me dura la contractura del cuello, y es que me parece que me estoy haciendo viejo, o es que he perdido la costumbre de hacer kilómetros,...
Puedes ver la fotos en el álbum de rutas de primavera 2011.
Nos vemos en la carretera
P.D. Gracias Rafa por tu compañía, por tus fotos, por compartir tus experiencias y tus consejos. Ya he buscado información de esos sitios en los que no paramos y que nos llamaron la atención.

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