¡Por fin lo logré!.... Después de un par de años viendo vídeos del evento Distinguished Gentleman's Ride (DGR), por fin, este domingo 24 de septiembre, he podido participar en este evento, que se lleva a cabo en la misma fecha, en las principales ciudades del mundo.
La primera vez que me encontré por casualidad uno de estos vídeos me quedé sorprendido por el concepto del evento y por la indumentaria de los participantes, pero como era un vídeo de uno de los eventos de Londres, no me enteré de qué iba todo este tema, y pensé que era una reunión más, pero en la que había que vestir de "gentleman" (caballero en inglés)... ¡Ya se sabe que estos ingleses están locos!
Pero a medida que iba viendo más y más vídeos de este evento, iba tomando conciencia que no era un evento aislado; por el contrario, cada año se celebraba en más ciudades del mundo y cada vez tenía mayor repercusión.
Cuando me encontré con un vídeo promocional del evento, de una de las ediciones que se celebraban en España comencé a tomar conciencia de la importancia de este evento, y empecé a planear mi asistencia a alguna de esas ediciones si se celebraba cerca de casa.
Os explico un poco cómo va la cosa:
Normalmente, a finales de septiembre, comienzos de octubre, se organiza este evento desde la plataforma Distinguished Gentleman's Ride, que también puedes encontrar en las redes sociales. Se escoge un día y se abren las inscripciones para que puedas apuntarte al evento que te pille más cerca de casa. Del mismo modo, en la página se dan las indicaciones para poder hacer una donación, ya que el evento es gratuito y no hay que llevar dinero encima para participar de la quedada o de la ruta...
"¿Y el donativo para qué es?"- preguntarás.... El donativo se destina a una fundación para la lucha contra el cáncer de próstata. Toda esta idea surge de la historia de un motorista australiano (PINCHA AQUÍ PARA VER EL VÍDEO DE SU HISTORIA)
Los requisitos que se piden para participar en este evento es montar una moto de corte clásico o retro y llevar una indumentaria que parezca que vas de boda, para dar glamour a la reunión. Un día de convivencia motera un tanto distinta a lo habitual.
Así, que como el año pasado no pude acercarme hasta Jerez porque coincidía este evento con uno organizado en Lantejuela, este año no quería dejar pasar la ocasión de ver por mí mismo el ambiente de este encuentro de "caballeros y damas". Me engalané para la ocasión, y salí con unos amigos en dirección Sevilla, ya que el punto de encuentro del evento era la Plaza de España, y como no creo que vuelva a tener ocasión de volver a meter mi moto en dicho recinto, no podía dejar pasar la ocasión. Nada más llegar, nos encontramos cerca del punto de encuentro las motos de los organizadores aparcadas junto a una cafetería situada a la entrada del Parque de María Luisa. En la terraza del local, los organizadores haciendo tiempo antes de la recepción del resto de participantes, con su indumentaria, más propia de la época de comienzos del siglo XX, que de la actual. Reconozco que me encantó ver ese ambiente. A medida que se iba aproximando la hora del encuentro y de la entrada a la Plaza de España, el local y sus alrededores se iban llenando de motos guapísimas y de personajes vestidos para la ocasión, llegados de la misma ciudad, pero muchos, al igual que yo, llegados de pueblos de la provincia. Mientras abrían la cancela para pasar las motos, hicimos lo normal que se hace en estos sitios: conocer gente, preguntar dónde han comprado tal o cuál cosa, admirar las motos que por allí había: muchas harleys, triumphs, BMWs y demás marcas, de diversos estilos.
Cuando entramos a la plaza, me encantó ver las caras de sorpresa de los turistas que por allí andaban, haciendo fotos a todo lo que se movía sobre dos ruedas... Con todas las motos aparcadas de forma armoniosa, los participantes nos dedicamos a pasear, a hacer fotos, a conversar, a posar para los turistas y curiosos,... y a pasar mucha calor. Sin nada de sombra en la plaza y con traje, chaleco, corbata o pajarita, el rato se hizo un tanto incómodo a medida que iba pasando el tiempo. También deslució un poco ver a gente tan elegante con personas en pantalón corto, chanclas y calcetienes. Igual habría que pensarse para otra ocasión, un lugar que no esté tan frecuentado por los turistas, aunque no luzca tanto como en un lugar emblemático como es la Plaza de España.
La organización reunió a los participantes para darles un pequeño discurso de agradecimiento por su participación y dar unas pautas sobre la ruta que se iba a hacer hasta la Alameda de Hércules.
Nos hubiese gustado quedarnos hasta el final, pero los compromisos familiares nos hicieron tener que tocar retirada y volver a casa sin poder hacer la ruta, que me consta que tuvo que estar genial, rodando por Sevilla con esas "pintas".
El año que viene intentaré volver... Ya estoy pensando qué me voy a poner para la ocasión jejeje
Nos vemos en la carretera
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